Del Arte y la Política [Metafísica]

La metatranca es buena, es bella y es necesaria
Pseudo Platón

Es absurdo, más que hipócrita, esperar consistencia y continuidad en la posición política de un artista; y no se hable ya del derecho individual, pero persistir tercamente además en la ignorancia, hace que esa ignorancia sea culpable; llevándolo todo a una categoría nueva pero no extraña, como de hipocresía absurda, por lo inútil. El Arte es un fenómeno, como todos, interconectado con lo político y alimentado por ello; pero es sobre todo un fenómeno en sí mismo, suficiente y con objeto propio. Ese objeto es o sería el drama en que se estructuran los otros fenómenos, a los que representa en su propia naturaleza formal; y ya debería ser llamativa esa naturaleza formal del Arte, que le haría carecer de otra consistencia que ese propio Ser formal suyo. Ya antes que el Arte fracasó la Razón en los afanes políticos, al desconocer el elemento compulsivo en ambos; cuánto más fracasará el Arte, que suma su propia compulsiva subjetividad a la de la Razón y la Política.

La misma violencia revolucionaria, como la doméstica, es capaz de generar una estética; porque en su ser violencia es un objeto dramático, susceptible de representación, y por tanto de Arte. Sólo dos categorías humanas persistirían en esta exigencia de consistencia política al Arte, la del obtuso y la del hipócrita; ambos suelen ser oportunistas y hasta coincidir en la misma persona, porque la hipocresía suele ser una condición propia de lo obtuso, que piensa tener que manipular y mentir para lograr su propia realización. La ética es un complejo demasiado sutil para ser democráticamente accesible, de ahí estas contradicciones de la Democracia; pero eso mismo, en su ser contradictorio, es dramático, y por tanto susceptible de representación artística, porque el Arte es Arte y todo sirve para la contemplación de Dios.