La revolución haitiana como referente humanista en el nuevo mundo
En ese sentido, habría que entender la
naturaleza de la primera, y desde ahí tener una comprensión de la otra; y esta
incluye no sólo el derrumbe factual del orden monárquico, sino también las causas
que lo provocan. Eso es importante, porque cambia la naturaleza y función misma
del fenómeno original y su magnitud; al no deberse a una reacción popular por
el derroche de la aristocracia, como en la marcha de las pescaderas; sino a su
manipulación por la misma aristocracia, en su afán de romper el orden político,
en provecho propio.
Esto explica la confluencia de esa
aristocracia en el club de los jacobinos, radicado en el convento de San Jacobo;
implicando el ascendiente de la orden dominica en ese el humanismo moderno,
desde la Universidad de París[1]. De ahí
que como crisis interna de la aristocracia, la revolución francesa tenga una
función conclusiva antes que inaugural; con su república como una emergencia de
la misma aristocracia como oligarquía, ahora en esta especialización intelectual.
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De ahí ese carácter conclusivo de esa
revolución, por la acumulación a nivel crítico de sus propias contradicciones; repercutiendo
en el debilitamiento de su estructura imperial, con la relación disfuncional de
sus clases y fuerza productiva. Esto sería lo que ocurre en Haití, como extensión
entonces de esa misma crisis estructural, que ya es propia de todo occidente; por
lo que a su vez tiene otros desarrollos, en la emergencia de la aristocracia
inglesa, dada la debilidad relativa de su monarquía[3].
[1] . Debe recordarse que la Orden de Santo Domingo
se funda precisamente en el Sur de Francia, como parte de la cruzada contra los
cátaros, y tiene siempre este énfasis intelectualista en la teología. La
universidad de París, segunda en Europa, surge como un estudio de teología, y
por tanto bajo supervisión eclesiástica; con este énfasis teológico, que provocará
desde la contesta cartesiana al sofisma a que se había reducido el realismo aristotélico,
hasta del modernismo.
[2] . Se trata del caso específico del
ministro de finanzas de Luis XVI, quien provoca la crisis al publicar el déficit
presupuestario; pero en una manipulación que se le va de las manos, presionando
al rey para que le conceda más fondos para la guerra de independencia norteamericana.
[3] . Contrario a la monarquía francesa, la
inglesa es especialmente débil, desde la crisis constitucional de 1010 y su
exposición anterior a las invasiones vikingas; a lo que debe añadirse el
conflicto entre las casas de Lancaster y York con que arriba a la Modernidad, y
la posterior de la dinastía Estuardo. Esto va a propiciar una transición
distinta de la aristocracia inglesa, que en vez de especializarse en el
elitismo intelectual va a desplazar a la burguesía financiera; preservando en
ello el orden monárquico —bien que con las crisis de la dinastía Estuardo— y un
énfasis en el desarrollo capitalista antes que intelectual.