Thursday, January 31, 2013

De los enfrentamientos y las sucesiones estéticas en la tradición literaria cubana



Uno de los conflictos más álgidos de la tradición literaria cubana, sería —y cómo no— producto de sus bandazos históricos; cuando, luego de la crisis ideológica del llamado Socialismo Real, toda su producción artística se desechó como panfletaria. Ejemplo al paso, los poemas Tengo, de Nicolás Guillén, y Las crónicas, de Félix Pita Rodríguez; tal y como la multitud de Lunes de Revolución, defenestrada y disidente luego del maridaje entre los experimentos vanguardistas [Lorenzo García Vega y Virgilio Piñera], el populismo etno-político [Nicolás Guillén] y la épica revolucionaria [Heberto Padilla y Jesús Díaz]; todos en contra del formalismo decadentista y burgués del núcleo duro del grupo Orígenes, como del populismo neorromántico de Buesa y las elegancias catedráticas de la Loinaz. En verdad, la contradicción extrema sería como un clamor por los plácidos consensos; que no son legítimos cuando son forzosos, pero sí cuando se aferran cansados a la roca firme de alguna paz, alguna, un poco de racionalidad. La única diferencia real entre unas estéticas y otras, será la del objeto, que impone siempre su naturaleza; por eso los esquemas son secundarios, por abstractos, y sólo importan las individualidades concretas, espléndidas, que son las que los realizan. Esta diferencia será, además la que determine que un fenómeno tenga actualidad mientras que otro la pierda; no una calidad real, que es siempre un parámetro subjetivo, en tanto se refiere a la sensibilidad de los sujetos comprometidos respecto a ese objeto; cuando esta sensibilidad, además, es la capacidad de dichos sujetos para participar del fenómeno, que es el hecho artístico.

Así, el poema Tengo, como  Las Crónicas, tendrían tanta calidad real como los hermosos ditirambos neoplatónicos de Orígenes; porque todos ellos, y no sólo unos, fueron funcionales y suficientes respecto a sus objetos propios y peculiares; produjeron la tan aristotélica catarsis por su propia reflexión, y aún más los de objeto político que los de objeto mítico-trascendente. ¡Y aún hay que ver la otra relatividad, la que introducen las diferentes perspectivas!; porque, en verdad, los sujetos comprometidos con el objeto político, lo hacen porque le reconocen o atribuyen —¿pero existe esa diferencia?— trascendencia; así como a la inversa, cuando los sujetos comprometidos con el objeto mítico-trascendente, le reconocen o atribuyen un valor político diferente; incluso, como en ese caso de Orígenes, cuando su programa de acción consista en una inacción más estoica y catártica en su mística que las incandescencias revolucionarias. La diferencia, entonces, respondería a la naturaleza más o menos permanente del objeto, y no a la destreza del poeta; que sería por lo que las poéticas populares, o incluso populistas, como los experimentos avan gardé, están sujetos a la movilidad del objeto que reflexionan; perdiendo la actualidad, y por ende su capacidad de efecto catártico, su dramatismo, con la promoción o desaparición eventual del objeto que representan.

Eso, de hecho, sería lo que habría ocurrido con una poética como la del cancionero etnográfico de Guillén; políticamente traicionado tan pronto como con las reformas económicas del llamado Período Especial cubano, igual que con el Félix Pita de Las Crónicas. En cambio, la estética de corte trascendentalista, filorreligiosa, como el neomodernismo origenista, tiene objetos más constantes; que no serán más sólidos o consistentes, sino que en su propia naturaleza místico trascendente y abstracta, tienen esa permanencia.

Wednesday, January 30, 2013

Preludios al noveno círculo



Es difícil que Homero tuviera un amplio conocimiento de la Historia Universal y de la Literatura, a las que precedía; también, que Aplonio de Rodas exhiba influencias del Modernismo Iberoamericano en su novela Dafne & Cloe. No obstante, ambos contaban con un elemento capital que impuso sus obras hasta nuestros días; y que es el genio, ese inefable, que sin mayores u obvias razones, impone lo mismo un título que un autor completo a la posteridad. )Cuánta de la producción que hoy nos agobia perdurará en el tiempo?, sólo Cronos podría saberlo; sin embargo el dios asumiendo que exista guarda su voto como si se encongiera de hombros ante la pretensión. 

El mismo Cronos fue destronado por la Voluntad [Zeus], que era hijo suyo; lo que no quiere decir que desapareciera —es que es un dios— sino que fue pospuesto en un reajuste de principios y prioridades. Con razón entonces, esperaría excéptico a que pase el largo de su cuerpo intangible; a ver, hacia el impreciso lugar de sus ebúrneos pies, en qué para la cosa con eso de los autores sempiternos. Hoy en día, logrados los grandes propósitos de la Modernidad, qué queda; la cultura se ha vulgarizado —es decir, se ha popularizado— en sus especialidades, los niveles de escolaridad son inauditos, y la producción de arte se ha masificado definitivamente. Pero el genio sigue siendo inefable, sólo que mucha más gente reclama su posesión; y como el espectro es democrático, entonces los parámetros se han retraído a lo más objetivo posible. Es decir, grados universitarios y doctorados, impacto mediático, etc; pero todo eso, tan apresable, no es obviamente el genio, ese tan inefable. Parece más cuerdo aceptar el principio, por el que a todo apogeo sigue una depresión; asumiendo entonces nuestra penosa postmodernidad como un período de franca decadencia, según lógica estricta. No tiene por qué ser problemático, sólo el deterioro propicia la reparación; así que sería cosa de quedar expectantes a ver en qué para la cosa con eso de nuestros autores sempiternos.

Tuesday, January 29, 2013

Acerca de la excepcionalidad: Por qué es diferente EdItPar?

Primero que todo porque no se trata de coordinar una impresión sin mayor criterio, no es precisamente una empresa de servicios; es sobre todo un proyecto der arte en sí mismo, al que por tanto se invita o del que se excluye a los artistas, según el perfil definido del proyecto. En este sentido, en Miami existen multitud de sellos y no exactamente proyectos editoriales; la mayoría son empresas encabezadas por escritores, que en  un esfuerzo un poco retorcido de promoción, centrado en su propia relevancia como figura intelectual, ofrecen este servicio. Esas empresas están destinadas al relativo éxito que se proponen, de eso no hay dudas; ya que construyen su público precisamente en la clientela que les provee material de trabajo, en lo que sin embargo puede ser un crecimiento engañoso,

Para explicar eso anterior, baste recordar que el éxito se traduce hoy día en relevancia individual y no necesariamente en impacto efectivo; un esquema construido sobre la base del mero talento común al artesano, y no en el genio que distingue al artista por su excepcionalidad. De ahí que la empresa editorial sea a nivel local una institución precaria, no importa su alcance y expansión; porque su relevancia no alcanza a distinguir un producto legitimándolo, sino legitimándose ella misma con ese producto, que puede no ser legítimo en lo absoluto. Todo eso conduce a la irrelevancia total a más o menos corto plazo, porque nunca alcanza a distinguir al artista de la media; que incluso si se trata de una media alta no deja de ser una media, y por tanto de ofrecer un producto mediocre. Recuérdese en este sentido la práctica común de antologarse junto a genios, aprovechando alguna coyuntura tan casual como oportuna; con convocatorias que no desmerecen en nada frente al clientelismo que caracteriza a la prensa cultural y el intercambio de premios más o menos espurios.
El arte en tanto arte y no mera artesanía, en cambio, se caracteriza por esta excepcionalidad que hace que su producto sea único; lo cual, además, responde a muchos otros y sutiles criterios. El éxito de estas empresas, por demás, es entonces relativo, lo que se nota en que no afecta realmente el status de los autores en ningún sentido; contribuyendo más bien a la saturación de propuestas, como la industria china, en el abaratamiento del producto final, que es así genérico. De ahí fenómenos casi perversos, como el que se puede llamar estilo Miami en ilustración de portadas, formato y hasta mercadeo; y con el que eventualmente  se afectan a todos los artistas, en dependencia de la ansiedad que tengan por participar de la cultura local con un falso sentido de élite.

De eso es de lo que no trata EdItPar, que en tanto proyecto de arte cuida la excepcionalidad total de su producto; no sólo basándose en el talento, que ya es común a la media poblacional, sino en ese interés extremo que lo hace excepcional. Esto se ve sobre todo en que no se alimenta de autores locales ni contemporáneos, sino que consiste más bien en la actualización de mitos excepcionales; en los que esta característica es incluso obsesiva, como garante de la calidad extrema con que se valora el producto. Ese elitismo es el que permite otras características también excepcionales, como la manufactura verdaderamente artesanal de sus libros; con lo que tiene en cuenta incluso las últimas transformaciones del mercado y trata de acodarse en ellas. Este es sin dudas el punto máximo de excepcionalidad, al navegar en esta transición entre los libros tradicionales y los electrónicos; en la consciencia de que el éxito del libro electrónico no es aún masivo, dada su característica de generacional, pero que no alcanza a justificar la tirada y mercadeo del libro tradicional sino en base a esta posible excepcionalidad suya.

Saturday, January 26, 2013

Cartas para Gloria



El sentido recto, impuesto por las prácticas periodísticas, desconoce la noción de trascendencia; justo por atenerse a lo anecdótico, a la praxis y no a su determinación trascendente, objeto propio o al menos habitual de la literatura. Eso sería lo que explique que, tras el agotamiento comercial del Realismo Mágico —la curva desciende, de García Márquez a Isabel Allende— éste deviniera en un realismo banal; donde la gente sólo cuenta su historia, supuesta pero raramente original, asumiendo que tiene un sentido singular; pero que, como dijera una crítico al dejar desierto un premio de narrativa, sólo tendría valor psiquiátrico, no literario.

El Realismo surgió como un estilo, un recurso estético,  y no como valor universal de la literatura; esto es, aprovechando el dramatismo de la contradicción política y económica, con una intención crítica, que es lo que resulta dramático. El éxito, paralelo y consecuente al mayor alcance de los planes de educación, conllevaría a la banalización del estilo, reducido a lo anecdótico; a la vez que surge y se desarrolla el periodismo —que, a diferencia de la literatura, no siempre existió— como profesión, que a medida que se especializa también gana en pretensiones de alcance. Eso, por ejemplo, explica la corrupción del oficio, que llega a plantearse como un poder alternativo a los tradicionales, como el llamado cuarto poder; en vez de atenerse a una función crítica de contrapoder, que tampoco le sería intrínseca necesariamente, sino sólo como atribución funcional.

Friday, January 25, 2013

Acerca del Sr. Callejas



Entre las cosas por las que será recordado Heriberto Hernández —que en paz descanse, si puede— sobresale la de haber impuesto el ciberbulling en la blogosfera cubana; algo que llegó a su máxima apoteosis en sus últimos momentos, cuando la tomó con Angel Callejas. No obstante, no más pasado el corto duelo por la muerte de su Némesis, el Sr. Callejas se ha dado homenajearlo con todas las fuerzas de su corazón; esto es, solapándose en heterónimos para atacar con la misma bajeza y tergiversaciones a quien no ha hecho más que rechazarlo. No por gusto, en tan desagradable tarea coincide con la hiena de Coral Way, lo que es natural; lo que es difícil de aceptar es que a pesar de la enemistad comprensible, sea de un blog de Armando Añel de donde provengan los ataques de Callejas.

Los ataques en sí no preocupan, primero porque se han hecho habituales hasta el cansancio; pero además, porque aunque nadie lo diga y se expanda el pacto de silencio cómplice, la verdad todo el mundo la sabe; y así, todo ataque del Sr. Callejas —y por extensión del editor del blog— se vuelve contra sí mismo y habla de su propia naturaleza y de su carácter. La misma confluencia del Sr. Callejas con la hiena de Coral Way, que ya los mordió una vez —como estaba predicho— habla de este carácter del Sr. Callejas y compañía; pero así como tuve razón al rechazar a la hiena de Coral Way y al Sr. Callejas, les recuerdo el triste final del Heriberto que ya antes se había asociado con la hiena de Coral Way.

Más de una vez hube de contestar por qué no me reconciliaba con la hiena, y es la misma razón or la que insisto en rechazarlos a todos; porque siendo una manga de hipócritas el problema no es nunca personal —ni yo soy Dios para perdonar o condenar a nadie— sino de carácter y de naturaleza, de altura y de dignidad.

Thursday, January 24, 2013

La torre de marfil



Esta es la primera versión del libro que más tarde se publicará con el título de Maudits!, y es más raro que bueno o que malo; siendo difícil de clasificar por la cantidad de errores que tiene, y que van de tipo y ortográfico a de redacción y estilo. Eso se debe a un trabajo nulo de edición, a pesar de que esta aparece bajo la responsabilidad de Carlo A. Díaz Barrios; errores corregidos más tarde, para su edición en el 2005 por Ediciones Itinerantes Paradiso, a cargo del autor mismo. Al margen de eso, aunque la edición anuncia doscientos ejemplares, en verdad sólo cuenta con unos cincuenta; como casi todas las publicaciones de La torre de papel en aquel entonces, manufacturados artesanalmente aunque emulando la factura industrial. Como característica, el diseño de esta edición incluye una sobrecubierta impresa en papel cebolla, así como una solapa de cerca de 0.5” por lado.

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