El think del tank
Emilio Ichikawa esboza un análisis sofisticado acerca de los
modos en que se administra la proyección del dinero de la USAID; apunta a la
existencia de un sistema de think tanks ya previo al establecimiento de un
debate real, y protesta por la distorsión del mercado. Aparte del lamento, al menos tiene la
claridad de llamarlo “mercado” y decir que está distorsionado; lo denunciante
es lo extraño, cuando eso ha sido siempre la naturaleza de las relaciones culturales
en el exilio cubano. Desgarrador es que sea la proyección administrativa de la
USAID y no el problema cubano lo que determine dicho debate y lo constituya en
un mercado; del que a todas luces algunos son excluidos a pesar de su pretendida
y quizás cierta excelencia, en favor de otros con sólo mejores conexiones. Quizás no se den cuenta de que con el forcejeo
se estiran demasiado las costuras, se rompe el traje y el rey queda
inevitablemente desnudo; ero al menos ya se entiende por qué el problema cubano
parece eterno, y es que nunca fue preocupación de nadie.
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