Saturday, January 26, 2013

Cartas para Gloria



El sentido recto, impuesto por las prácticas periodísticas, desconoce la noción de trascendencia; justo por atenerse a lo anecdótico, a la praxis y no a su determinación trascendente, objeto propio o al menos habitual de la literatura. Eso sería lo que explique que, tras el agotamiento comercial del Realismo Mágico —la curva desciende, de García Márquez a Isabel Allende— éste deviniera en un realismo banal; donde la gente sólo cuenta su historia, supuesta pero raramente original, asumiendo que tiene un sentido singular; pero que, como dijera una crítico al dejar desierto un premio de narrativa, sólo tendría valor psiquiátrico, no literario.

El Realismo surgió como un estilo, un recurso estético,  y no como valor universal de la literatura; esto es, aprovechando el dramatismo de la contradicción política y económica, con una intención crítica, que es lo que resulta dramático. El éxito, paralelo y consecuente al mayor alcance de los planes de educación, conllevaría a la banalización del estilo, reducido a lo anecdótico; a la vez que surge y se desarrolla el periodismo —que, a diferencia de la literatura, no siempre existió— como profesión, que a medida que se especializa también gana en pretensiones de alcance. Eso, por ejemplo, explica la corrupción del oficio, que llega a plantearse como un poder alternativo a los tradicionales, como el llamado cuarto poder; en vez de atenerse a una función crítica de contrapoder, que tampoco le sería intrínseca necesariamente, sino sólo como atribución funcional.

Seja o primeiro a comentar

  ©Template by Dicas Blogger.

TOPO