Monday, July 19, 2010

De intelectuales, vampiros y cementerios

Desde siempre, el hombre ha tenido la pretensión de sobreponerse a la muerte; hasta el punto de que la gran promesa de toda religiosidad consiste precisamente en la resurrección. De ahí, como una suerte de permanencia mientras tanto, los hermosos cementerios; donde panteones y nichos rivalizan en belleza y poder, desde las más antiguas catacumbas, incluso si se accede a la consunción del crematorio. Tan lejos ha llegado esa pretensión, incluso como necesidad existencial, que de ella surgen los vampiros; esa raza que aunque accede a descansar en los cementerios, de todas formas permanece en una ilusión de vida. Que la vida de los vampiros tenga valor intermedio no es grave sino curioso, desde ese Eureka en que creyeron que la sangre es la vida; de ahí, en extrema objetividad, no dudan en obtenerla incluso si ajena, alimentando de paso su estirpe.


Pero los vampiros son una leyenda antigua, que si acaso llegó a la Modernidad con su hálito de romanticismo; no soporta el extremo pragmatismo de los postmodernos, que desde la revolución científico técnica descreen de toda trascendencia espiritual. De ahí esa otra clase de vampiros, los que perviven en la memoria virtual; que igual que los otros tuvieron su Eureka, con el consuelo fantasioso de que quizás el intelecto sea la vida; aunque sea para exhibirla y no para vivirla, que el problema no es en ellos de substancia. Igual que aquellos, estos acceden en morar en hermosos cementerios; donde se construyen panteones y nichos que rivalizan con las más soberbias y antiguas tumbas, aunque no tengan sus leyendas. Estos vampiros de ahora, como los otros son medio vivos; porque como aquellos sólo tienen la noche, estos sólo tienen la virtualidad, que después de todo es también una existencia. Ahí permanecen, a la espera de dolientes ajenos que los admiren; también, a veces, salen a pasear en la virtualidad, como los otros en la noche, pero menos peligrosos.

Sunday, July 18, 2010

Tema del Traidor y el Héroe


No es el cuento del glorioso Borges, sino sólo un chiste viejo:

—¿Pero cómo, tú aquí? —dice el águila al gusano, de pronto en las alturas—; ¿cómo llegaste?
—Arrastrándome, águila —responde el gusano—; ¿acaso vuelo como tú?
—¡Jajajajaja! —ríe el águila elevándose más aún—, veamos cuán guapo puedes ser.

Wednesday, July 14, 2010

De Perfectio

"...la perfección era una ofensa a Dios y significaba
la muerte; así, la recreación de la mirada
debía frustrarse por la ostentosa ausencia de un
ladrillo, la desproporción de una cornisa o la lastimosa
hermosura de una columna trunca".
Fra Erasmo de la Cruz



El perfeccionismo, como búsqueda obsesiva de la perfección, es un error típicamente moderno; pero no exclusiva de esa fe irracional por la Razón que también tipifica a lo moderno, sino innata a lo humano. De ahí esa persistencia de las tendencias idealistas, que logran sobreponerse de continuo al pragmatismo; hasta el punto de lo paradójico, pues resulta que la ideología más supuestamente pragmática, el Materialismo, se basa en un concepto puro como el de Materia. La paradoja, entonces, lo permea todo, y no hay nada más antihumanista que el Humanismo; lo que corrige en cierto modo el equívoco de un esfuerzo como el de vulgarización de la Cultura; que siendo propio de los enciclopedistas, logró en efecto vulgarizar las más sublimes prácticas del intelecto.

Los antiguos, pues, no escaparon a ese arrebato tan propio de lo humano; pero, quizás porque tenían mejores relaciones con lo natural, tuvieron también mejores recursos para lidiar con sus defectos. Véase, por ejemplo, el cliché de los sumerios, que no por recurrente es menos válido sino que por válido es recurrente; pues resulta que, conscientes de su propia soberbia en tanto humanos, supieron imponerse la modestia de la más simple naturalidad. Así hasta el vicio es cómodo, pues ya conoce por anticipado de su frustración; otro motivo para dudar de esta suficiencia de los ya arcaicos modernos, que intentan mortificarnos la postmodernidad con sus ánimos de catequistas.

Tuesday, July 13, 2010

Cuba Inglesa

Monday, July 12, 2010

Guillot

Tuesday, July 6, 2010

Urbi et Orbe

El hipercrítico decreta sus postulados a la ciudad y al mundo

Saturday, July 3, 2010

Mr. Mapplethorpe: The Photographer


[ ...]
Las figuras de Mapplethorpe existen por sí mismas, como objetos suyos, sin el support de lo ya conocido; y cuando enmarca un rostro con las mismas manos del modelo —es otro ejemplo— no es por hacerlo dramático, que es en lo que resulta más dramático. Se trata probablemente de una de las fotografías más emblemáticas y copiadas del genio de Queens, pero con el equívoco estos de simplemente resaltar el rostro; no como el original, que nos obliga a la concentración en la belleza incuestionable de un rostro sin igual, perfecto. No importa si esa perfección él la resalta con su iluminación, no menos asombrosa; se trata de un rostro que hay que ver, aunque sólo sea porque él lo vio, que es donde reside lo dramático. De nada vale la concentración si el rostro o la iluminación son otros, que es lo que resguarda a los clásicos en su genio; hasta el punto incluso de imponer el estilo y la manera, y tras él todo es sólo manierismo. Eso es lo que separa al Maestro del Epígono, en que el segundo resulta en reducción del primero; no porque esté mal, sino en que como intérprete ha de entenderlo, y el genio es siempre incomprensible. Como diría Bretón, la Belleza será compulsiva o no será.
Esta es una invitación formal a la muestra fotográfica sobre el trabajo de Mapplethorpe en EdItPar.

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