Mr. Mapplethorpe: The Photographer
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Las figuras de Mapplethorpe existen por sí mismas, como objetos suyos, sin el support de lo ya conocido; y cuando enmarca un rostro con las mismas manos del modelo —es otro ejemplo— no es por hacerlo dramático, que es en lo que resulta más dramático. Se trata probablemente de una de las fotografías más emblemáticas y copiadas del genio de Queens, pero con el equívoco estos de simplemente resaltar el rostro; no como el original, que nos obliga a la concentración en la belleza incuestionable de un rostro sin igual, perfecto. No importa si esa perfección él la resalta con su iluminación, no menos asombrosa; se trata de un rostro que hay que ver, aunque sólo sea porque él lo vio, que es donde reside lo dramático. De nada vale la concentración si el rostro o la iluminación son otros, que es lo que resguarda a los clásicos en su genio; hasta el punto incluso de imponer el estilo y la manera, y tras él todo es sólo manierismo. Eso es lo que separa al Maestro del Epígono, en que el segundo resulta en reducción del primero; no porque esté mal, sino en que como intérprete ha de entenderlo, y el genio es siempre incomprensible. Como diría Bretón, la Belleza será compulsiva o no será.
Esta es una invitación formal a la muestra fotográfica sobre el trabajo de Mapplethorpe en EdItPar.
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