No es el cuento del glorioso Borges, sino sólo un chiste viejo:
—¿Pero cómo, tú aquí? —dice el águila al gusano, de pronto en las alturas—; ¿cómo llegaste? —Arrastrándome, águila —responde el gusano—; ¿acaso vuelo como tú? —¡Jajajajaja! —ríe el águila elevándose más aún—, veamos cuán guapo puedes ser.
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