Sunday, December 9, 2018

Presencia, de Puerto Rico en Miami


Cuando las mentes de este capitalismo feudal idearon la iniciativa de las Américas, salivaron con la idea de Miami como capital; el periódico local incluso desarrollo imponentes conferencias con lo más brillante y granado del pensamiento político y económico de la región, y hasta se hizo alguna que otra maqueta. Sin embargo, a la viejita se le cayó el canasto de huevos, y todo quedó en ese limbo perpetuo del desarrollo latinoamericano; hasta que Art Basel, forzó esa reunión imposible con su ímpetu mercantil, y demostró que Marx se habrá equivocado y el materialismo será excesivo, pero el mercado es la primera determinación de la realidad humana en tanto cultura.
Con ese mismo nivel, un grupo de artistas puertorriqueños aprovecharon la coyuntura y tiraron sus redes al mar de Miami; hospedando una exposición temporal en Canvas Miami Gallery, abierta hace un año en la entrada espectacular de Winwood. La exposición se llama Presencia, apelando a la retórica subliminalista con que todos esquivan el valor radical del comercio; pero más allá de eso, la propuesta en sí es interesante y rica, abarcando en su amplitud el variado panorama plástico de la isla caribeña. 
El grupo lo conforman doce artistas, reunidos en homenaje a Rafael Rivera Rosa y Edwin Maurás Modesti; que no desconocen los coqueteos con que los maestros de la vanguardia nos tomaron el pelo a medio del siglo XX, pero tampoco desmerecen de la barahúnda que tuvo lugar en la feria de referencias. En lo personal, quizás lo más atractivo por su ligereza y fluidez, sea la juventud evidente de Luis Alejandro Rodríguez; al que adjudican muchos estilos, pero que sin dudas proviene de un expresionismo naif marcado por el Pop. 
Junto a él, las fotógrafas Laura Rodríguez Abreu, Rosario Fernández Esteve y Zuania Muñiz; que aunque bien singulares cada una en su propuesta —todas más o menos esteticistas y formales—, aportaron una percepción original de la realidad. Esta vez por lo denso, sobresale también Héctor Rafael, con una validación de las funciones reflexivas del arte en tanto forma; que será inocente en tanto no lo hace a propósito, pero no por eso es menos contundente, en una propuesta de profunda ontología. 
Rafael postula una realidad desde el más extremo subjetivismo, que sin embargo alcanza niveles de referente universal; aunque no tanto por su tratamiento de la forma como por el drama que refleja en la totalidad del cuadro, en una narrativa interesante y atrevida. Su peculiaridad radica en su propia sensibilidad, que podría calificarse como de frontera; con lo que de modo imperceptible violenta toda limitación a la expansividad misma del ser, en un canto de absoluta individualidad que sin dudas lo acerca en hondura al trabajo de las fotógrafas.
La exposición es —como se dijo— valiosa, y cubre en su amplitud e inteligencia un espectro suficiente de la plástica puertorriqueña; es también el tipo de movida que brinda a Miami su cosmopolitismo y hasta la determina en su identidad, más allá de lo que quieran sus intelectuales y políticos. Canvas Gallery por su parte, en el 3050 de Biscayne Boluverad se valida a sí misma como propuesta de acceso; funcionando con esa flexibilidad y suficiencia de las ferias satélites a Basel, pero en sí misma como un marco adecuado por el que acceder a esa comercialización.
*Las imágenes fueron seleccionadas por su disponibilidad en la red, y no reflejan necesariamente la preferencia ni el criterio último; también son tomadas de la red, y por tanto su calidad difiere de los originales.

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