Wednesday, December 23, 2020

Babalú Aiyé

Silencioso en la noche

como la fiebre

el Santo llega reptando suave

y te abraza y te besa, suda

sobre tu pecho tu pasado y tus dolores;

pero no importa, nada importa, qué

puede importar fuera de que esté ahí

sentado sobre tu pecho jadeante.

El abrazo de la fiebre aprieta aún

Y él murmura cosas incomprensibles

en tus oídos, que no escuchan

y no pueden distinguir si son odas de amor

o hechizos o sólo sonido inarticulados;

como si importara, acaso importa otra cosa

Que él ahí majestuoso y quieto

pesándote en el pecho sudoroso y débil.

Los perros los lamen, como sellándolos

y ves su sombra sobre ti, operando

el milagro de tu existencia.



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