Saturday, July 6, 2024

Angelina, tú

En 1984, un inusitado soplo existencial de Nueva Ola recorrió los predios cubanos del Neorrealismo, con Habanera; in intento del más populista de los cineastas del ICAIC, bajo aquel mandato fuerte de la praxis histórica y la ideología. Ni el único negro sobreviviente, con todo su patetismo histórico, había logrado la fibra popular de Pastor Vega; así que no era de extrañar que este tímido ensayo fuera suyo, así como la frustración que lo acompañaría en la incomprensión.

La película fue un fracaso, de ese extraño modo en que las cosas fracasan en Cuba y que nunca es financiero; fracasó porque no consiguió llegar a aquella fibra que el mismo Vega tocó en Retrato de Teresa, siquiera a la zaga de Sara Gómez. Es decir, fracasó porque no fue comprendida, en el distanciamiento de falsa burguesía con que retrataba a una falsa clase media; tan fuera de contexto en el obrerismo histérico de la cultura revolucionaria, que no había manera de entenderla en su falta de referencias.

Algo así —aunque en sentido inverso— pasa con A family affair, malgastando el estrellato de Zack Efron y Nicole Kidman; con la diferencia de que Daysi Granados y César Évora envejecieron con más belleza y dignidad, puede que por los genes. La película igual resuma la misma falsedad de aquella falsa clase media, con esta aristocracia cinematográfica angelina; amontonando cliché sobre cliché, en un existencialismo tan superficial como imposible, por lo reductivo y recurrente.

Por supuesto esta película sólo pretende alguna recaudación y no trascendencia, colgándose de sus estrellas; mientras la cubana era un esfuerzo genuino de investigación, aunque igual de patético y decepcionante. La cubana en cambio cerraba con la dignidad de su insuficiencia, no como esta mala comedia de A family affair; después de todo, una retrospectiva puede aclarar las contradicciones que dieron al traste con Habanera; pero nada en el mundo va a compensar la frustración del tiempo y el dinero perdido con esta otra.

También después de todo, queda saber que nuestras estrellas envejecieran con tanta dignidad, no sólo físicamente; pues no tuvieron que rebajarse nunca a este canibalismo neoliberal, con el que Hollywood se come a sí misma. Respecto a lo físico, no extraña, pues el rostro de niño encantador de Efron no hay modo de que soporte los años; y tampoco es que mostrara mucho más que eso, en actuaciones regulares, nunca sorprendentes ni de carácter; pero Nicole sí era mucho más que el desastre del bótox deformándole el rostro, siempre fue una cátedra de actuación.

Es aterradora esa ferocidad con que las estrellas hollywoodenses tienen que rebajarse obedientes al bajo presupuesto; cuando el prestigio de sus carreras esplendorosas debería bastar para sostenerlos, si fuera cierto que ese capitalismo funciona; pero como no es cierto, tienen que callarse ante los viles billes de un estilo de vida que debió ser productivo, pero no lo es. Ya Kidman ha tenido apariciones desgraciadas, como cuando acompañó a la celebérrima Meryl Streep en The prom; una completa desgracia después que pusieran tan altas las varas con The hours, como para cotizarse mejor.

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