Monday, February 15, 2016

Amazon se desencadena

Por Ignacio T. Granados Herrera

Contra todo pronóstico lógico, el gigante de las ventas digitales Amazon apuesta ahora por las tiendas físicas; y no sólo eso, sino en un rubro además que el mismo ayudó a desbancar, como el de las librerías tradicionales. La nueva apuesta de Amazon demostraría que la desaparición de las librerías tradicionales no fue natural, sino un acto de depredación; totalmente desvinculado del otro proceso (esta vez sí natural) de sustitución de medios por el desarrollo de nuevos soportes y tecnologías; que es un proceso ralentizado y de desarrollo desigual, por su dependencia de las sucesiones generacionales, más que de las tensiones económicas del mercado. No que estas tensiones no influyan o hasta determinen dicho proceso, sino que lo hacen justo a través de esa sucesión generacional; mientras que la extinción abrupta de las librerías, responderá más bien a ese otro proceso de la gentrification de la economía, con el crecimiento desmedido del corporativismo mercantilista.

Tampoco es que esté mal del todo, si en definitiva es una suerte de darwinismo brutal, aunque sí desdiga mucho de la calidad moral de la cultura; que como naturaleza específicamente humana, se organiza en una serie de convenciones, sancionadas por la tradición como parámetros morales. En realidad, los negocios barridos por la desmedida de Amazon no era precisamente patrones de industrialismo; sino que eran a su vez gigantes corporativos, que eliminaron viciosa y sistemáticamente a los pequeños y medianos vendedores; únicos representantes verdaderos de del industrialismo, como gestores de la actividad comercial a nivel industrial, sin capacidad por ello de manipular el espectro general del mercado. De ahí que el proceso sea exactamente de gentrification, como esa fatalidad cuyo único paralelo posible sea el religioso del karma; que en definitiva sólo tiene de metafísico su calidad de principio mecánico, por el que explica la cadena dialéctica de la continuidad lógica de la acción.

En todo caso, la ineluctabilidad de la prepotencia de Amazon tendrá un efecto inevitable y ya visto con su estrategia digital; y esto es la banalización del producto editorial, que ya carecerá de todo criterio de discriminación ajeno a la manipulación del gusto popular. Eso es lo peor, que en principio parecería un buen efecto contra el elitismo de una industria de la cultura, que es más bien del egocentrismo; con lo que pareciera haber acabado la estrategia populista de Amazon, cuando lo que hace es sustituir el elitismo tradicional por la falsa aristocracia de un extrañamente popular. Con dos palmos de narices se quedarán los que apostaron por Amazon cuando su enfrentamiento contra la Hachete de Francia; pero la venganza es mezquina y el precio a pagar por esa arrogancia es una deuda pública, no privada de ese elitismo.

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