Observados, mujeres que miran a los hombres
Observados
se anuncia como el primer trabajo audio visual de Marta Monrabal,
aparecido bajo el sello de El dragón de Hipatia; y es también la primera señal
de cuán interesante puede ser esta mujer, que ha aparecido gracias al poder ubicuo
de las redes sociales. Observados es en todo caso, y como la firma de que lo
patroniza, un producto suficiente; que se reduce a la recreación de la sexualidad
femenina en su interacción con los hombres, sin tapujos ni mayor elaboración.
En ese sentido, es una serie de episodios en que las mujeres observan a los
hombres; y que durando trece minutos, es un poco largo y repetitivo, aunque hermoso
siempre y en cada uno de sus aspectos.
La
experiencia es mixta, pero no se debe a que la autora necesite un mayor
desarrollo, tampoco parece importarle; ni tiene que importarle, pues lo suyo es
la recreación plástica de una experiencia humana como la sexualidad, y
específicamente la femenina. Es eso, mujeres que observan a los hombres y
prácticamente se los comen, en el sentido metafórico y malicioso de la
expresión; y lo mejor, reduciéndolos a su más puro valor objetual, ignorando la
identidad sexual y de género de los mismos. Lo curioso es ese desparpajo, que
es además tan femenino que luce como un acto de madurez, en que simplemente se
asume la propiedad del deseo; hasta el punto de que en esa objetualidad,
pareciera que ni siquiera importa el consentimiento de los hombres, y no sólo en
la cuestión de la identidad.
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Son tan
descaradas estas mujeres, que sobrevuela la sospecha de que todas y cada una
sean la misma que se plantea el filme; lo que no es importante, porque el
resultado es de una plasticidad sencillamente abrumadora, con esa seguridad de
mujer que sabe lo que busca y lo obtiene. Hasta cierto punto, como defecto, ese
carácter genérico de la belleza masculina, un poco femenil y recurrente; lo que
no obstante puede ser parte de esa reducción objetualista, que hace portarse a
los hombres como los ángeles de Victoria en reversa. No hay que olvidar que la androginia
es también un fetiche sexual bastante común entre las mujeres; que de hecho
transitan de la experiencia hetero a la homosexual con menos traumatismo que
los hombres. También puede que eso sea la mera justificación dramática para
detallar punto por punto esa belleza, que siendo superficial es sin embargo y
también compleja; viajando de paisajes recurrentes como los cañones de la barba
naciente al hueco de la clavícula bajo el hombro, del pezón casi adolescente al
acto de delinearse las pestañas.
Vea el filme aquí |
Observados
es así la postulación de nuestra animalidad como algo bueno y racional, y en
ese sentido posee un discurso político; que, apelando a nuestro hedonismo, nos
invita con galantería a dejar esas manipulaciones sentimentalistas con que el
amor resulta un atentado a la individualidad del otro. Observados, en su
desparpajo nos habla de respeto y comedimiento, algo que sólo podrán enseñarnos
las mujeres; también nos da licencia para que posemos lánguidos como ninfas,
sabiendo que en la selva de la calle hay lobas relamiéndose con nosotros.
Por
supuesto, en términos técnicos la actuación plausible es la de las mujeres, y
en ese sentido todas son gloriosas; no que los hombres lo hagan mal, sino que
como son simples objetos, lo cierto es que no cuentan más que el decorado. Todo
el equipo técnico despliega un trabajo primoroso, desde la edición a la
fotografía y la luz; hasta el punto de que pasa a segundo plano, en plena
función del filme mismo y sin robarle protagonismo, en la más absoluta
integración. Eso dice del poder de Monrabal en la dirección, como una
proyección muy prometedora, que plantea interrogantes sobre sus intereses; pues
siguiendo la línea de El dragón de Hipatia y este filme como una confirmación,
puede resultar en el mero hedonismo como su sello, en un género nuevo y
suficiente.
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