El caso de Lot como figura morfodinámica de la post-postmodernidad
El mandato que recibe Lot es revelador, pero precisamente por la indeterminación
en que no anticipa futuro; el mensaje es tan negativo y vectorial como
terminante, no se trata de dirigirse hacia algo, sino de dejar algo atrás. La
inteligibilidad del relato no está en el destino, sino en la imposibilidad de
permanencia, cualquiera que sean las razones; pues el estado actual ha
alcanzado un punto de disfuncionalidad estructural, perdiendo la sincronía que lo
sostenía.
La figura de la esposa de Lot suele interpretarse como ejemplo de
desobediencia moral o nostalgia pecaminosa; sin embargo, su gesto no expresa un
error ético, sino una persistencia de sincronía con una forma ya colapsada.
Mirar atrás es sentimentalismo, pero el sentimiento es una función simpática,
que entrelaza a los fenómenos, sino seguir orientado por un régimen formal que
ya no opera. El castigo de hecho no es castigo, sino sólo consecuencia de esa
fijación residual de la nostalgia, con la petrificación; la mujer queda en esa
residualidad, como toda estructura que persiste cuando ya ha gastado su energía
histórica.
A partir de ahí, dichas estrategias se convierten en inercia, y ese es el
contexto, la estetización post-postmoderna; no es ya signo de vitalidad, sino crítico
y político, de una clase hiper especializada que ha perdido su función
estructural. Incapaz de producir nuevas formas de mediación, entre energía
social y sentido, se aferra a la repetición de gestos epatantes; como la esposa
de Lot, no peca por mirar atrás, pero se fija a una forma agotada, como monumento
a su propia obsolescencia.
En esta perspectiva, la exégesis de Lot no es conservadora ni reaccionaria,
no idealiza ni prescribe valores teleológicos; describe una condición
estructural límite, el momento en que la permanencia se vuelve peor que la
incertidumbre. En términos morfodinámicos, no se trata de elegir entre progreso
o decadencia, sino entre desacople o fijación; salir no garantiza sentido, pero
quedarse lo clausura, y eso no es lo propio de la realidad, ni siquiera en
tanto humana.




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