Thursday, May 16, 2013

Contra los ídolos de Mahoma

Una de las graves contradicciones en la arena internacional hoy día es la confrontación entre Oriente y Occidente; en la que no hay dudas de que Occidente lleva la razón y está en el lugar del ofendido, pero sin que eso sirva para algo. A los musulmanes se les ha echado en cara que se dejaran secuestrar la religión por sus facciones más radicales y retrógradas, contrario a la evolución constante de Occidente; lo que también es cierto, pero porque ha sido la reestructuración política de la sociedad la que terminó por subordinar lo que era su superestructura religiosa a un valor no determinante. El mundo árabe llegó a esa misma encrucijada con la confrontación entre los califatos de Córdoba y Bagdad, donde la ilustración corría por cuenta del primero; pero cuando el mundo árabe no contó con un florecimiento del capitalismo moderno, que fue lo que sobrepuso a las repúblicas con un estado suficiente a su determinación religiosa. La prueba estaría en que fue la cultura árabe la única en producir una república medieval, cuando la transición del califato de Córdoba a los gobiernos de taifas; dejando claro que el problema es o era de madurez de la estructura política, al organizarse solo por default, sin que pudiera sostenerse la formula.
 
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Es entonces de esa separación primera en que nace el estado laico de sonde surge la fuerza y los medios en general para subordinar los extremismos religiosos; y eso no lo tuvieron los árabes, justo por culpa del capitalismo occidental, al que le convenía esa subordinación política de los árabes a un tribalismo cohesionado en el trascendentalismo religioso; y esto tanto por el suprematismo moral respecto al liberalismo de Occidente y que incluye el desdén por su cultura libresca, como por los lazos de fidelidad confesional. No obstante, habrá que recordar que hasta el ilustracionismo occidental está en deuda con el liberalismo que emanó una vez del mundo árabe; y que mientras el oscurantismo moral de Occidente se aferraba al platonismo agustinita de la teología católica, los árabes avanzaban a la Casuística [moral] desde Aristóteles gracias al patronazgo de Córdoba. Es de suponer que de nada vale quejarse del extremismo árabe, y que sin dudas debe ser más productivo comprenderlo; porque es a partir de esta comprensión que se les puede devolver mucho de lo que les es debido, y con el reconocimiento construir la paz entre los mundos.
 
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No se trata del imposible moral de poner la otra mejilla, sino de buscar entre los musulmanes y encontrar en ellos las corrientes liberales que de seguro existen; creer que no hay entre los musulmanes corrientes liberales y que todos son extremistas es una de las formas del extremismo occidental que nos hacen odiosos a los ojos de los otros, alimentando nuestra propia bestia al apelar a lo peor en ellos desde lo peor de nosotros. Sólo la soberbia cristiana pudo concebir esos hermosos cantos de caballeros que atacaban a los ídolos imosibles de Mahoma; tanta grandeza moral es a nuestros días como las armas de destrucción masiva de Sadan Hussein, una ficción perversa que se vuelve contra nosotros mismos. Sí existen —es absurdo que no existan— corrientes liberales entre los musulmanes, y necesitan y merecen nuestro apoyo; mejor aún, nosotros somos quienes necesitamos de ese apoyo de ellos, así que en verdad es a nosotros mismos a quienes ayudamos ayudándolos a ellos.

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