Monday, July 1, 2013

Coda al regreso del perfecto idiota



En Miami se ha desarrollado un esperpento impensable, bajo el raro nombre de intelectual de derechas; que bajo la sombrilla de Carlos A. Montaner, pretende una oposición puntual del otro imposible supuesto en el intelectual de izquierdas. Ese maniqueísmo es habitual y recurrente al escolarca Montaner, que fundó una Internacional Liberal que contrapesaría la estrategia intelectual de la Comunista; salvo por esa recurrente dificultad del peso específico, y residiendo la desmesura en esa obsesión por el nominativo, que ya desnuda la falacia en su petición de principio. Es decir, como principio, cualquiera que se llame o reconozca a sí mismo como intelectual es intelectualmente desconfiable, por causa de sus prioridades  y objetivos; ya que intelectual es el trabajo que se hace, sea este de arte o análisis político o científico, pero no el sujeto que lo hace; de modo que la persona es artista o analista o científico, que es lo intelectual, y no a la inversa, salvo que se trate de vanidad de vanidades —todo es vanidad—.

Esa enrevesada sutileza sería la que reconozca a tanto analista como mono de feria y nada más, vistiendo su ego y sus vanidades; en una época por demás en que la relevancia se trafica con sobornos de espacio periodístico, elogios a la gramática funcional y mucha pasarela. Ya en este punto, dilucidada la falsedad del sujeto, puede pasarse al problema de las propiedades; esto es, a ese ser de derechas o de izquierdas, que lejos de toda objetividad es tan sólo como una categorización moral en una pretensión de suprematismo. Aún ahí habrá que reconocer que de los dos emblemas, el de derechas sufre la desventaja de su mimetismo; es decir, esa inconsistencia por la que sólo es una reacción puntual [refleja], en vez de un desarrollo genuino y por ende con algo de intelectual.

En ese sentido, el llamado intelectual de derechas no propone nunca una idea original; se limita más bien a la demostración de la falsedad e inoperatividad de la idea a la que se opone, y de la que entonces adquiere su propio sentido. Lo hace, aún, en una racionalización reductiva que —también en principio— seguiría los pasos del silogismo; en realidad, no sólo la racionalización es reductiva —racionalización al fin— sino que basándose en una reacción será por tanto una elaboración sobre la base de un prejuicio, elaborado artificialmente como juicio. Es decir, si el análisis consistiera en una postulación [relativamente] original —como suele ser el caso de la izquierda en su utopismo crónico— consistiría en un juicio; pero basándose en su contradicción directa y reactiva, su elaboración se dirigirá entonces a justificar la reacción misma, que es por lo que resulta artificial y no naturalmente racional. 

La naturaleza seudointelectual de un argumento así se deberá a ese principio mimético que motiva al sujeto mismo; ya desde que no se reconoce como [primero] artista o analista o científico sino intelectual, y que luego simplemente emula la racionalidad del juicio con la elaboración más o menos argumentada del prejuicio…

5 Comentários:

Anonymous said...

El que habla de inconsistencia, el que no quiere tener vínculo con ninguna institución cultural oficial en Cuba, publica narrativa en ediciones Unión de la UNEAC. Granados usted es sicópata inconsistente.

Anonymous said...

Habla usted coda de Carlos Alberto Montaner cuando se le vio en la presentación de la novela Erótica (el video esta en you tube) tratándole y haciéndole pleitesía como si fuera un guatacón. A qué vienen ahora estos resabios contra Montaner? Usted sí que presenta una personalidad arrevesada. No puedo creer que el No 79 de Unión, ediciones de la UNEAC, usted haya decidido publicar un texto narrativo. Por favor, cuídese de hablar sandeces

I. Teodoro said...

Apartad vuestra hipocresia de este sitio, o quereis que os deschave otra vez?

Anonymous said...

la misma de usted

I. Teodoro said...

No señor, hiócritas ustedes quye se la pasan dándose golpes de pecho mientras hacen sus astracanadas; yo simlemente hago lo que me da la gana, y eso no le cuesta a nadie, ni he necesitado difamar y mentir como lo han hecho de continuo. ¿Enumeramos?

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