Los hipócritas del Neoclub Press
No darnos por enterados no reduce ni niega los problemas,
antes bien nos hace cómplices de los mismos
que dirige el proyecto de marras, buena perla también, dejó de ser aliado suyo para ser su enemigo; todo gracias a las artes de Delio Regueral, que parece ser el único infiltrado —¡ay, bestias, es una metáfora!—, por sus artes para enfrentar a la gente entre sí y luego salirse del ruedo silenciosamente. Lo cierto es que estos mismos abanderados de la moral revolucionaria —perdón, quise decir “del exilio”— tienen su cola; porque el Callejas, que el otro lo conoció en mi casa junto a su amigo, Gabriel Cartaya, con quien todavía colabora en la revista Surco Sur, me reconoció que todavía pagaba la membresía de la UNEAC estando aquí, lo que podrá negar todo lo que quiera pero sabiendo que miente, como es lo habitual.
Todavía tienen la mala entraña, no sólo de llamar
a boicotear a los otros, que en definitiva es su derecho y buena perla que son
todos; pero hacerlo azuzando los sentimientos de esos pobres que envejecen y se
desgastan en el PEN esperando a ser incluidos en una de sus múltiples
antologías con Cabrera Infante. Obviamente sería de tonos no esperar que la
Seguridad del Estado cubana no haya penetrado a Miami, o que no aproveche para
eso los agujeros políticos; pero de ahí a vivir para reproducir las bajezas y
mezquindades del Castrismo hay cierta distancia, y en definitiva a Miami le
habría bastado con mostrar una consistencia propia para repeler dicha
penetración.
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