Thursday, January 22, 2015

Triángulos mágicos, de Chely Lima

Quien haya leído más de un libro de Chely Lima creerá que tiene pistas para conocer de qué va su literatura; y no es que le falte razón, pues sus temas suelen ser recurrentes, pero aun así se va a sorprender con Triángulos mágicos. En esta novela la autora se vale de un recurso que normalmente permanece soterrado en sus cosas, y es el humor; un humor fino e hilarante, que encausa la torcedura sexual a que ya habitualmente nos enfrenta esta autora genial. Lo del humor es algo muy serio, por lo difícil de conseguir y mantener a lo largo de la complejidad de una trama; Lima lo consigue partiendo de un lenguaje coloquial, que no le es muy común pero que le queda muy fresco, dejando claro lo que es la consistencia al escribir. Particularmente interesante la explotación sin dudas dramática de un secreto revelado, y que hace a esta novela insidiosamente feminista; la realidad de que las chicas son como los chicos, hipersexuadas en su juventud, lengua sucia y neuróticas, y capaces del mismo —si no mayor— nivel de complicidad y amistad.

Hay en triángulos mágicos pasajes casi surrealistas, pero no de ese surrealismo tropical de que nos jactamos los cubanos; por el contrario, se trata de cierto valor esperpéntico que acentuando la teatralidad remarca los aspectos neuróticos de la vida cotidiana. Así nos pasea la autora a su antojo por una historia abundante en traumas y contradicciones, así como —por supuesto— en su perversión habitual; que ya aquí alcanza niveles de estética por lo recurrente, alcanzando a reflejar otros valores ajenos al sexo mismo. En cuanto a la historia en sí, Triángulos mágicos explora en forma dramática la abierta sexualidad humana; cuya virtud no es precisamente la monogamia ni la heterosexualidad estricta —la religión regula el sexo pero es posterior al mismo—, y básicamente es un comportamiento con más de animal que de cultural. Como parte de sus determinaciones de la cultura, la religión ha regulado el sexo siempre que ha podido; que no ha sido siempre, y aún en esos casos ha tenido que aceptar su impotencia cultural ante esa animalidad básica de su comportamiento. A estas alturas ya hay búsquedas en ese sentido, aunque no exactamente literarias; sin embargo, El sexo de los ángeles y Dieta mediterránea no sólo son filmes, también son más recientes que esta novela originalmente publicada por la editorial PLANETA, que data de la década de 1990; y que obviamente no tiene otro origen que esa mente deliciosamente pervertida de su autora, como la calificó un agente literario alguna vez.

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En cualquier caso, ambos filmes basan sus historias en experiencias heterosexuales y en ese sentido son bastante prudentes; incluso si uno de ellos, El sexo de los ángeles, apela a la homosexualidad como una alternativa aleatoria y no una sexualidad en sí. Ese no es el caso de Triángulos mágicos, lo que la hace extremadamente original, además de atrevida; porque se adentra en ese campo de la sexualidad definida, que sin embargo se abre a nuevas experiencias con una naturalidad expresamente antitraumática. Especialmente valioso el paralelismo dramático con la novela de aventuras Los tres mosqueteros, que sin embargo contribuye a ese humor refrescante que caracteriza a esta novela; más divertido cuando el paralelismo es entre la extraña masculinidad del siglo XVII francés, y la desenfadada femineidad de finales del siglo XX cubano. El hito final no carece de teatralidad, pero a esas alturas ya se está completamente comprometido con aquello de la fe poética; y se está dispuesto a creerlo todo, con tal de seguir una reflexión que explota la vena mística de esta autora, que también es poeta y lo demuestra con un esplendoroso punto final.

2 Comentários:

Chely Lima said...

Deliciosa reseña, muy digna de quien la escribe. Gracias, Ignacio!!

Clari said...

linda reseña. el libro lo lei recien cuando decidi viajar a Los Angeles. el avion lo aproveche al maximo para la lectura. saludos

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