Tuesday, June 20, 2017

Entre mentiras de aquí y de allá

Comprar en Kindle
Entre los méritos que aunque dudosos no dejan de serlo, está el de no haber regresado nunca a Cuba; que es dudoso porque conoce el titubeo antes que la decisión vertical, pero que aun así es consistente. Sin familia en el extranjero y rechazado y humillado por el exilio, el retorno parcial ha sido siempre una posibilidad; el recuerdo de la presión existencial por la que dejé el país, más que propiamente política, ha sido siempre un buen detente. Ante cada invitación, vuelve la imagen del policía que sacia su cripto racismo en los negros marginales; que no entrando por el aro de la carrera en letras, la danza o el look de falso cimarrón, se da el lujo de proyectarse con suficiencia. Siempre es motivo de asombro la voluntad de la gente para someterse libremente al chantaje gubernamental, sólo por esa debilidad de la familia; que más que un carácter ante la mezquindad de ese gobierno, parece más bien un mito al que aferrarse como clavo caliente.
Por eso, el aperturismo de Obama pareció esperanzador y valioso, funcional y efectivo en su cambio de dinámica; lo que fue un error, porque el acercamiento a Cuba no era una estrategia política sino económica. El acercamiento a Cuba fue fraguado a escondidas, y ya eso debió servir de aviso sobre su objetivo y su efecto real; la clase que lo diseñó y ejecutó, fue la misma élite que manipuló al sanderismo en las primarias demócratas con su corporativismo corrupto. La acción de Trump es burlesca, porque dice revertir cuando en realidad reafirma el diseño y la manipulación política; porque no se trata de que los Estados Unidos resuelvan el problema cubano, sino de que deje de manipularlo.
Leer artículo
Las amenazas de Trump, que no tocan los puntos clave del aperturismo de Obama, nos recuerda que a Obama se le permitió pasearse por La Habana; que el gobierno lanzó una aparatosa operación para contrarrestarlo, pero en lo que no fue sino otra manipulación mediática, porque siempre han estado de acuerdo. La oposición efectiva cubana no existe, porque el gobierno norteamericano se encargó de deshabilitarla, con los acuerdos de Jrushchov y Kennedy; no sería casual que el enfrentamiento de Bahía de Cochinos resultara en un fracaso en 1961, ni que el remanente fuera corrompido con una cultura presupuestaria. Es por eso que el aperturismo de Obama resulta tan hiriente a tan corto plazo, porque le quita al gobierno la máscara hipócrita; y a cambio de las mismas humillaciones de parte del gobierno cubano, hemos tenido que soportar su presencia innoble en las únicas calles en que los cubanos han sido libres.
Leer artículo
Entre las razones por las que he rechazado invitaciones formales a Cuba, está el pudor y la consideración por los artistas y escritores cubanos; no me atrevía a exhibir el poder logístico y ejecutivo de mi salario de lavaplatos, que me hacía más efectivo que cualquier funcionario de cultura; porque con esa miseria podía publicar, editar, promover y adquirir más y mejor tecnología cada vez, sin comprometer mi individualidad. A cambio del respeto y la solidaridad, he tenido que soportar la soberbia de esos mismos a los que he considerado; que vienen patrocinados por los costos obscenos de las universidades de aquí, a exhibirse en conferencias que sólo les importan a ellos. Está claro que el arte oficial cubano sí es representativo de su cultura, especializada en el jineteo y el pinguerismo; y ante realidad tan cínica, sólo queda corroborar que la libertad está siempre en el solipsismo, es propia e individual.

Seja o primeiro a comentar

  ©Template by Dicas Blogger.

TOPO