Editorial
Por Ignacio T. Granados Herrera
Como todo el mundo, Ediciones
Itinerantes Paradiso reclama ser diferente, pero en su caso es cierto; la
diferencia radica en que ofrece un producto original, basado en características
que lo hacen único y que significan una ganancia real para el que lo consume.
Entiéndase, el producto de EdItPar es literatura, y en ese sentido poco de lo
que se hace es novedoso; de hecho se trata de un mercado saturado justo por sus
prácticas, que no lo tratan como a un mercado. En efecto, el mercado del arte y
la cultura es tratado como un hecho trascendente, descuidando su inmanencia;
que es el tejido de funciones y transacciones en que se resuelve como una
realidad económica, y que es en lo que consiste un mercado. Cualquier
referencia filosófica desde Parménides tiene claro que sólo lo que es
trasciende, porque la trascendencia es una cualidad del Ser; pero ya la realidad
no se determina reflexivamente, y por tanto ignora concienzudamente toda
referencia filosófica. De hecho se trata de una de las contradicciones más
absurdas, puesto que esta distorsión del mercado se da en la forma del
mercantilismo; que es lo que impulsa a todos los factores participantes a la
producción indiscriminada de un objeto indiferenciado y gratuito, basados sólo
en su capacidad para ello y no en la satisfacción de alguna necesidad objetiva.
Todas esas contradicciones se
deben al fenómeno del voluntarismo postmoderno, que nace en el humanismo
moderno; y se debe a la naturaleza idealista de esa cultura moderna, que impide
toda forma de pragmatismo en las proyecciones políticas, y la economía es una
de ellas. De ahí la singularidad de EdItPar, que trata de satisfacer una
necesidad en la producción de una cultura diferenciada; y que lo hace
esquivando esa masividad de la producción de cultura, que se basa en la
suficiencia del talento —el ego boost— y no en esta capacidad suya para satisfacer una necesidad. Por supuesto,
en ese sentido EdItPar la tiene muy difícil, pues debe competir en condiciones
adversas contra esa distorsión mercantilista del mercado; más perversa aun
cuando se basa en el falso altruismo que supuestamente busca esa trascendencia
de la cultura, y que es en lo que es mercantilista. Será precisamente ahí donde
destaque esta diferenciación de EdItPar, como un proyecto suficiente, y que por
tanto ni pide apoyo ni depende del mismo; ateniéndose a un desarrollo lento y
difícil, pero sostenido por la realidad de esa necesidad a la que apunta y que
puede efectivamente satisfacer.
Ciertamente, el mercado cultural
ya no es un universo en expansión sino que se estrecha, producto de esta
perversión; pero pervive en nichos que permiten la distinción de productos
singulares, según la persistente inteligencia de sus productores… si genuinos.
Esa es la apuesta de EdItPar, para la que su estrategia consiste en la
producción mesurada y artesanal de libros impresos; que deberían llamar la
atención por esta marginalidad de sus métodos de producción y hasta por su
misma precariedad económica, a salvo del espíritu depredador de las grandes
compañías; a salvo también de la ingenuidad trascendentalista del falso
altruismo, en un tesón genuinamente capitalista. Alternativo es cualquiera,
pero justo porque la alternativa es para lo mismo, proponiéndose del status
quo; cuya elusividad debería sin embargo dejar claro que se trata de un esfuerzo
gratuito y sin sentido en la racionalidad de todo mercado, pero sólo para las
mentes sanas. Diferente es otra cosa muy distinta de lo alternativo, y es lo
que resulta EdItPar en su naturaleza peculiar; ahora nuevamente en libros
impresos, pero con la dignidad artesanal que los respalda en su originalidad y
no en la arrogancia intelectual.