La serpiente (Negra) que se muerde la cola.
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El grave problema cubano es la ignorancia
de la historia, no la del país, que comienza con la llegada de los europeos; no
solo llegaron españoles sino también italianos, pues media Italia pertenecía a
la corona de Aragón. Pero a diferencia de muchas familias blancas, los negros
no saben (sabemos) de dónde provienen, de cuál parte de África; que por cierto,
está dividida en tres: la del Norte, la del Centro y la del Sur, cada una con distinta
civilización o formas sociales. El Norte mayormente musulmán, e influía en los
reinos e imperios negros del centro de la costa Atlántica; con quienes
comerciaban en oro, marfil y sal —así como esclavos—, pero los grandes imperios
negros.
Eran Emperadores, reyes y jefes tribales,
quienes vendían a los pueblos menos desarrollados como esclavos, tanto a los
bereberes como a los europeos; e importaban esclavos blancos, cada vez que los
encontraban en los mercados de Túnez, Trípoli y Argel; hombres o mujeres,
españoles, italianos, ingleses e irlandeses. En ocasiones, incluso eslavos
robados por los Tártaros y vendidos en Estambul; llevados al África negra para
cambiarlos por pieles de león, polvo de oro o colmillos de elefante. A cambio
entregaban armas y productos semielaborados en Asia.
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La esclavitud es el segundo vicio más
viejo del mundo, después de la prostitución; dejemos el victimismo, no solo los
negros hemos sido esclavos. En Inglaterra se usaba mandar a los presos a las
Antillas, como esclavos; y en el siglo XIX, los enviaban a Australia. Fueron
los esclavos blancos australianos quienes construyeron esa nación, altamente
desarrollada; y no andan llorando ni piden beneficios especiales a costa de sus
tatarabuelos, esclavizados como presos.
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Aprendamos historia, para combatir las
mentiras de los “libertadores” totalitarios. El absolutismo cubano hay que
desmontarlo conociendo de dónde venimos, y planeando a dónde queremos ir; si no,
seguiremos peleando contra el racismo ignorante de la derecha y el racismo
oportunista de la izquierda; como en una noria o el Uroboro, la serpiente que
se muerde la cola y que significa la eternidad.