El Banquete [reseña]
Por Julio Pino Miyar
Julio Pino Miyar |
Amigo Ignacio, permíteme llamarte asi,
hablabas de Mairena, el alter ego de Machado; hay un pasaje suyo que creo se
titula Sobre la imposibilidad de losbanquetes, es más o menos asi: un alumno en un trabajo de clase hace la
siguiente exposición: critica a los que van a ellos, por ser parásitos de la gloria
ajena; a los que los que los dan, porque que son vanidosos y ególatras; y a los
que no van a ellos, por ser roñosos y envidiosos de la gloria ajena. Tu texto
sobre los banquetes me hizo entender por fin la parábola del maestro Machado;
la imposibilidad de los banquetes es la imposibilidad misma de la cultura para
producirse, de la humanidad para darlos en este momento en que vivimos; sobre
todo si entendemos al banquete desde su paradigma, donde tu bien lo sitúas, El symposium. El banquete, la cena, el
condumio esplendido, es naturaleza pero también es poética. Claro, bien lo
demuestras, es Villaverde, Lezama e incluso Senel. El banquete, en este último
caso, con el otro marginado, el gay horrorosamente desvirtuado de su condición
natural de ser humano, de hombre.
¿Y si la cena es naturaleza y la poética
es proceso natural de creación, que ha pasado? ¿Por qué ya nos son imposibles
los banquetes entendidos como symposium, en acto naciente de la cultura?
Aparece la parodia, como ejemplo de parodia el Quijote, que no es una parodia,
sino un hombre parodiado en una época en que el ordenamiento clásico se desvirtúa.
Banquete es creación, poética sensible y sensitiva de máximas integraciones, analógica
universal que tú remites al periodo merovingio —¿Fue en el periodo carolingio
donde aparecieron las universidades, o es un error mío?—. El hacer universal,
la poética como verdad, la verdad como naturaleza, la naturaleza como gestión
universal y madraza de todas las integraciones imaginables. Aún no han
aparecido los pérfidos inventarios y los catálogos de la cultura,
enciclopedistas. Pero insisto, por qué la parodia, que se burla de la
imposibilidad del banquete, cuando en esencia lo que vemos fracasar con este es
el ideal de la belleza, aquello que hizo decir “lo bello es el resplandor de lo
verdadero”.
¿Mirándolo bien no sería preferible,
disfrutable, restituir el banquete primigenio, ese que hizo decir que Sócrates
era incorruptible, que el espíritu clásico, no es solo ideal de la belleza,
sino placer fraterno, compañero? Por ello es que me choca siempre la parodia, que
en Cuba, en cubano, es choteo. Choteo, desconstrucción de toda gestión cultual de
la cultura, pero a la vez arma contra lo establecido. Parodia preferible: una
patada en el trasero a todo mal gobernante. Bien. Pero el choteo también puede
ser nefasto, no es que suprima lo clásico para convertirlo en carnavalización,
es que aniquila con ello la poética, desprecia la poesía; y un pueblo sin poética,
sin sensibilidad receptiva ante la imagen, no es un pueblo. un lugar así
aterra. Que dios nos libre de un mundo sin banquetes, es el peor de los mundos
posibles. ¿A propósito, desde cuando no vamos a un verdadero banquete? Cita
impostergable de nuestra cultura.
PD Te invito a un banquete.