Thursday, October 27, 2022

Necrofilia de la UNEAC en la Comisión Aponte

Al velorio del dramaturgo Eugenio Hernández Espinoza no asistió una representación de la UNEAC; tampoco de la famosa comisión Aponte, que se supone que rescata y resalta los valores de los negros en Cuba. El vacío, no importan las causas, destaca la vaciedad de los esfuerzos políticos, en tanto retóricos; si de verdad esos organismos fueran representativos, habrían corrido con el evento mismo, no ya su asistencia.

Ahora lamentarán el error, no por lo que significa, sino por haber dado argumentos al “enemigo”; como si un negro que habla de negros fuera un enemigo, y no el que se presta para esos manejos, que son siempre de blancos. Que la UNEAC evidencie su naturaleza de esta forma, no es extraño, está en esa naturaleza suya; pero que lo haga la Comisión Aponte, erigida para corregir estas falencias, ya es el colmo de la desidia.

Después de esto pueden seguir con lo del interés humanista, o la autenticidad de su negrofilia; igual nadie les va a creer, como nadie le cree desde hace mucho, que esto es ni para denuncia. Esto es sólo para recordarles la inconsistencia, que hace comprensible sus constantes manipulaciones; como esa de Zurbano recreándose en la maternidad de Georgina Herrera, para burlarla en su misma muerte.


Sunday, October 23, 2022

P Valley, la leyenda de Chucalissa

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Con un nombre que disfraza en el apócope su grosería, P’valley es una mirada a la cruda realidad del negro; resumiendo toda la negritud de Estados Unidos en un pueblo real, que sin embargo tiene la textura de Macondo y Yoknapatawpha. No hay que equivocarse, no hay ficción más compleja y profunda que la realidad, ni realidad más compleja que la ficción; porque vivir es ese entramado de interpretaciones con que lo humano se relaciona con lo real, abriendo su propio sendero.

De ese modo, en toda la violencia y vulgaridad de este drama, se ofrece la tranquila armonía del universo; que siendo negro no puede disfrazar sus contradicciones, dada la precariedad en que debe realizarse. Ese es el valor de esta serie, que muchos pueden reducir al discurso de vindicación política, pero que sobrepasa esa función; ofreciendo cómo se entrecruzan los genes del próximo desarrollo de la cultura, ante los ojos estúpidos de quien no lo puede ver.

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Quienes se asombren ante el despropósito, deben recordar que todo lo que será ya ha ocurrido, y a la inversa; desde las uñas acrílicas, que semejan los uñeros de las matronas chinas, a las pelucas chillonas como las de las egipcias. En medio de todo eso, los tubos en que bailan las estrípers muestran al mundo la violenta belleza de esa ida; que aún si todavía gestándose, ya muestra su increíble capacidad para imponerse a toda dificultad.

La serie sin dudas no es mezquina en su apropiación de clichés y fórmulas dramáticas, pero las mezcla bien; y ofrece un coctel que va directo a las entrañas, con su efecto alucinógeno, entre la repulsa y la fascinación. Hay referencias directas, como la del negro que quería ser presidente y al que identifican por el nombre; pero que lejos de ser tan generosas como parecen, se atreven a la hondura que arrastra a los hombres al burdel de la política.

El protagónico es amorfo en su sexualidad, sin comprometerse con ninguno de los actuales dilemas de géneros; con un tipo de no binario original, que no se preocupa sino que juega con los pronombres, en su potestad. Todo allí es pintoresco y friki, pero P’valley no ofrece nunca un discurso claro, porque esta serie es socarrona; no porque critique algo, sino porque se distancia de todo, en un casi cinismo que garantiza su objetiva honestidad.

Quien quiera conocer la verdadera cultura del negro norteamericano debería ver esta serie, pero sin prejuicios; porque de acercarse a esta rotura queer con ojos prejuiciados le harían ignorar la riqueza de su propia realidad. P’valley es sobre todo humanidad, reflejada desde el charco fangoso que dejan las lluvias de nuestras propias vidas; es en eso en lo que reside su negritud, no en una cuestión de identidad sino existencialista, y es profunda y dramática en ello.

Saturday, October 8, 2022

Come-yah!


Saturday, October 1, 2022

Color e incertidumbre: El problema racial en Cuba

El pasado 29 de septiembre tuvo lugar una conferencia del Centro Cultural Cubano de Nueva York, dedicada al racismo en Cuba; con el título, Color e incertidumbre: El problema racial en Cuba, convocó a varias figuras de la cultura cubana. Desgraciadamente, uno solo de los asistentes al conversatorio público era negro, llamando la atención sobre el alcance de este tipo de evento; que aun cuando tuvo una convocatoria muy amplia, tuvo una asistencia pública al conversatorio reducida.

Jorge Olivera Castillo
Como un primer evento de su tipo, no hay dudas de que este fue un éxito, marcando pautas para otras convocatorias; pero sobre todo señalando sobre su organización, que quizás deba ser comisionada a personas ajenas al Centro. El Centro Cultural Cubano de Nueva York es una institución importante, con objetos más allá del problema racial cubano; por eso sería más efectivo que delegara la organización de estos eventos, a personas con suficiente ascendiente y recursos para ello; incluso si eso significa la promoción de personas específicas, tanto dentro como fuera de la organización.

Fuera de esta dificultad, el evento fue efectivo al establecer el estado de esta situación en nuestra cultura; lo que no es poco, si la misma se encuentra disgregada y en crisis por el daño de su trauma político. Entre las ponencias, no faltó la intervención catedrática y presuntuosa que irrespetó el ambiente de discusión abierta; pero tampoco los que apuntaron a problemas puntuales y críticos, que pueden marcar un cambio de curso en la cultura.

Berta Mexidor
Entre los temas desarrollados, estuvo la ambigüedad jurídica sobre la cuestión racial y su aplicación práctica; también la inefectividad de los debates, en tanto reducidos al diálogo entre élites políticas y académicas. Curiosamente, al tiempo que se recordaba el llamado miedo al negro, se temía la formación en torno a divisiones raciales; recordando la misma crisis que diera lugar a la Masacre de 1912, por la incomprensión (prejuiciada) de este tipo de formaciones.

Ramón Colás
En otro desarrollo, se vinculó el problema racial al deterioro socio político, con llamados a una mayor religiosidad; dejando fuera la función de religiosidades legítimas y con fuerte ascendiente racial, en favor del cristianismo católico. Aunque contradictorio, la pertinencia de este mismo enunciado revela las dificultades de problema para futuros desarrollos; pues queda claro que este tipo de visión —tan habitual como la manipulación política— nunca se revierte en resultados concretos.

El problema, sin dudas —y queda para el desarrollo— puede residir en esa persistencia del ascendiente moral; que como parte del auge humanista moderno, desde el siglo XVII, sería lo que precipita a Occidente a su decadencia. Contra esta, la revitalización brindaría los instrumentos con que corregir los excesos, en su naturaleza hermenéutica; y esta podría correr por cuenta del arte negro, justo en la marginalidad con que se sobrepone a estas mismas convenciones.

Enrique Patterson
Eso, sin embargo, es un trabajo que excede los marcos de este tipo de evento, por su naturaleza especializada; y que correría por cuenta de los mismos negros, como interesados en la solución definitiva de un problema propio. Queda por reconocer estos esfuerzos, cuya eficiencia residiría justo en su casi quirúrgica excepcionalidad; pero también queda insistir en la manera de organizar estos eventos, de modo que trasciendan su radio de influencia, penetrando todo el exilio cubano como un estrato.

Discutir los problemas cubanos es importante, y eso fue lo que hizo el Centro Cultural Cubano de Nueva York; también queda del resto aprovechar esa ventana, abierta para airear el enrarecido aire de la casa común que es la cultura. Eso, sin embargo, es trabajo para los hombros hercúleos de los negros como los mayores interesados; pues ha quedado claro también que los problemas son de quien los tiene, y les toca a ellos resolverlos con iniciativas suficientes.


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