Zoé en Miami
Foto por Reni Arias |
El problema con Zoé puede residir en su extrema marginalidad, que ella exhibe como su propia majestad y naturaleza; porque ahí precisamente reside su libertad individual, refulgiendo más allá de todo convencionalismo, sobre todo en sus triunfos; que son especiales, porque son en aquellos esfuerzos en que los demás son exactamente convencionales. Todo eso hace que su proyección sea extremadamente compleja y controversial, sobre todo en lo político; donde ella se mueve intuitivamente, haciéndose llamativa para las manipulaciones retóricas, a las que será susceptible. Eso no debe ser ningún problema, la vida es un constante crecimiento a través de la prueba y el error; eso no sólo es dialéctico, antes respondió a la determinación de la substancia, y era aristotélico.
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Eso también es inevitable, como la violencia que vaticina, en unas
relaciones que sólo pueden ser turbulentas; porque esas manipulaciones se
dirigen a lo que ella no necesita, y sobre todo porque es una persona leal. No
obstante, entre las críticas que se le hacen, está precisamente la de la
deslealtad y la arrogancia; que demuestran la mezquindad de sus críticos,
porque ella no necesita derivar su importancia de nadie; sino que al contrario,
la otorga, que es la razón por la que deviene en molestia para quienes se
aprovechan de ella. Las desavenencias en ese sentido provienen justamente de
sus errores, prohijando malagradecidos arrogantes; que como va a descubrir que
es común en Miami, no tardan en morder la mano que los sostiene, no más se
creen un poco fuertes.
Sus invectivas no han hecho sino desnudar la hipocresía y la falsa
modestia de quienes pretenden manipularla a perpetuidad; porque si algo bueno
tiene, es la rapidez de reflejos con que se vuelve, no más se da cuenta del timo.
Eso es lo que hace previsible el próximo desarrollo de la veneración que le ha
prodigado el patético elitismo local; que en algún momento le tratará de cobrar
bien caro la falta de arrogancia intelectual, que tanto pone de relieve su propia
substancia ante la insubstancialidad de ellos; sobre todo por esa ambigüedad
inicial, por la que su propia proyección zafia se puede confundir con la
procacidad como carácter y no atributo estético.
Zoé será, en todo caso, una personalidad a admirar de lejos desde este
último arribo a Miami; so pena de morir a dentelladas, en la jauría que se
disputarán su sombra para engrosar sus grants y CV's. Pero aún eso será un
despliegue del magisterio misterioso de Dios, que servirá para exponer nuestras
inconsistencias; lo que siempre es bueno, no importa lo costoso, como todas las
crisis que conducen a la plenitud y madurez.