Derecho, democracia e igualdad en la era blogógica

Un bruto es un bruto, es un bruto, y dos son dos, son dos, sólo eso; pero más allá de que la ignorancia de la ley [la racionalidad] no exime de su cumplimiento, está también aquello de la ignorancia culpable; es decir, cuando alguien se reclina en la comodidad de su estulticia, y trata de extender esa ley para que lo acoja justificándose en su supuesta espontaneidad y simpleza. Es a partir de esa ignorancia culpable que se cometen los más innobles atropellos, con sus reducciones lógicas ad absurdum; como cuando se alega una igualdad supremacista e indiscriminada, por la que el matón empuja lo que no le interese haciéndose rechazable.

¿Cómo puede un bruto jugar tan retorcida sutileza?, esas son las paradojas con que asombra Dios; porque el bruto es bruto, es bruto y nada más que bruto, pero si tiene la suerte de encandilar a otro bruto ya está hecho. De cada quien queda esclarecer sus propios intereses y encaminarlos, sabiendo que con lo que gana pierde y viceversa; pero todo hay que sopesarlo, porque cada quien hace su juego siempre, mas la moneda que se pone o quita de la balanza tiene su propio peso.

No existe tal cosa como el Derecho, como bien demuestra la vida cada vez que vuelve a ser salvaje; como en este caso de la verde blogosfera, donde campea el igualado blandiendo derechos semejantes en su inconsistencia y insinceridad a los de la izquierda tradicional. Las personas se distinguen e identifican por sus intereses, y un socialismo trasnochado sólo esconde la astucia de un capitalista feroz e inescrupuloso; al que sólo la honestidad puede detenerlo, dejándole clara la poca altura de sus mezquindades, sólo hay que poder decir que no.