Wednesday, February 1, 2023

El error del Sr. Du Bois, una visión sobre la negritud.

Miguel Alejandro Bignotte
Por
Miguel Alejandro Bignotte

Como categoría de análisis, la negritud describió un movimiento de élites, político y literario de influencia marxista; que surgió en el Caribe de los años 30, con el propósito de precisar la identidad sociocultural y estética de tradición negra; frente a las posiciones políticas de su metrópolis colonial, con la cual tenían una relación de dependencia. 

Léopold Sedar Senghor, definió la negritud como “el conjunto de valores culturales de África negra”; mientras Aimé Césaire, la definió como “el rechazo ante la asimilación cultural”, proponiendo a Lo cultural por encima de lo político”. Años después, Césaire se retractaría de este concepto por sus aparentes connotaciones racistas; así como por las circunstancias que dieron al traste con la necesidad del movimiento, sobre todo de la categoría negritud.

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Para el autor, sin embargo, la negritud tiene un marco más amplio, con su raíz en la trata de personas en África; con estos ensayos, pretende analizar la negritud en ese sentido, distinto del movimiento que acuñó la categoría. Como expresión de esto, aborda la visión (necesidad) elitista de W.E.B. Du Bois, frente a la industrialista de Booker T. Washington; para lo cual analiza también otras formas de este elitismo, como el Renacimiento Negro de Harlem y la Asociación por el Avance de las Personas de Color; e incluso otras expresiones no elitistas, como el procapitalismo garveyista o el caso de Morúa Delgado. 

Así, en apretada síntesis, abre el diapasón de ese espectro de la negritud, abordando etapas y espacios más amplios; que incluyen otras ex colonias de ascendencia hispana y anglosajona, con una sola mención a casos tan emblemáticos como Sudáfrica y Liberia. Para esto analiza figuras descollantes en varios campos como el militar, el político, académico, literario y periodístico; en los que podemos encontrar a Morúa Delgado, Quintín Banderas, Juan Gualberto Gómez, Evaristo Estenoz o Juan Gualberto Gómez. 

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La obra no es de comprensión sencilla para quien no esté familiarizado con temas especializados, como historia o filosofía; de hecho, es imprescindible una reseña del ojo agudo de un intelectual consagrado. Eso no significa que no pueda ser estudiado por los que desconocemos a profundidad estos temas, si se tiene en cuenta que el autor no usa lenguaje rebuscado, aunque si emplea categorías muy específicas; por ende, se recomienda una primera lectura para apuntar aquellos temas en los que es imprescindible profundizar; y luego una segunda lectura de profundización, que nos permita una máxima aprehensión de los conceptos, hechos y personajes históricos que emplea el autor.

Granados se percibe a sí mismo como un negro, no una persona de color ni un afrodescendiente; y es elemental que no lo hace por el argumento banal del mero color de su piel. Nace en una familia con conciencia de lo que significa ser negro, y de por qué serlo significa una existencia diferente; su madre, la poetisa Georgina Herrera, se inspiraba en la mujer negra, y de ella se diría que andaba con su raza y su pobreza a cuestas; su padre Manuel Granados, novelista negro, fue marginado por autoridades de la cultura cubana al ser considerado un “negro bocón y marginal”. Esas circunstancias duras influyeron en el pensamiento del autor, y por ellas nació negro y vivió consciente de ser negro y arropado por la negritud; marginal por vocación y marginado por el origen racial, son las circunstancias que trazaron su camino de hombre renacentista y libre.

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A pesar del abandono de la negritud como categoría, el autor continua no solo estudiándola en este espectro mas amplio; sino que se inscribe dentro de ella y la aborda sin temor, aunque en cierta literatura —con base en la obra de Claude Lévi Strauss— afirme que no existe la división racial de la humanidad. Sin embargo, independientemente de la influencia política —a veces oportunista—, que ha tenido esta tesis de la biología, la negritud seguirá necesitando estas cualidades; para poder abordar fenómenos sociales que aún no han sido superados, y que tienen —como base al menos— eso que hemos llamado raza, y que no siempre coincide con la etnia. 

De esta manera el ensayista, aunque no lo desconozca, toma distancia del nacionalismo negro, y usa con mucha moderación conceptos como “afrodescendiente”; y no usa términos como “racismo defensivo”, “exclusión de otras razas o etnias” o “discriminación positiva”. Finalmente la sugerencia al lector es que no solo lea la obra sino, que la estudie y complemente con otras lecturas; la petición al autor será que amplie sus ensayos a los fenómenos de discriminación acaecidos en el sur de África. 


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