Saturday, November 26, 2011

Llegó la policía

En su libro sobre el grupo Orígenes, ya está dicho, Antonio José Ponte afirma no ser el curador del museo sino su guardián; también, en un video para la promoción de una novela, el autor termina diciendo a los demás la forma correcta en que deben escribir. No es extraño, es apenas típico, en una cultura en que florecieron los Comités de Defensa de la Revolución; porque al final se trata de la cantidad de gente que sabe lo que los demás tienen que hacer y cómo hacerlo, y que actúan como administradores de lo ajeno. No puede ser extraño entonces que en la prolífera libertad de los blogs concurran los censores, editores frustrados como los vigilantes de comités; que no siendo capaces de desarrollar un proyecto propio se aferran al ajeno, descalificándolo cuando este insiste en su independencia. Añádase a eso la extensa botella laboral de los talleres literarios, una de las costumbres más perniciosas que la cultura cubana impuso a la literatura; y ya se tiene el caldo perfecto para los doctores sin toga, que iluminados por su propia autoridad deciden qué está bien y qué no en lo ajeno.

Con eso se dice suplir la ausencia de una crítica sistemática en la literatura local, como si una crítica fuera el manojo de descalificaciones mayormente personales en que se desarrolla; porque además, canalizando el clientelismo y la corrupción del país en todas sus esferas, usan el escándalo para hacer bulling cibernético, con la supuesta seriedad de una crítica atendible. Como al final en ello prevalece la vulgaridad que descalifica al acto mismo, no hay que hacer mucho caso de eso; sólo sesgar una sonrisa irónica, pensando en cómo paga el Diablo a sus hijos, porque la soberbia y el ego se alimentan del oportunismo de los incapaces; porque la dialéctica no decepciona, y dice que en el fango sólo se encuentra mojarra, nunca langosta. Tanto cuento con la crítica necesaria, que pretende acabar con las supuestas prácticas de Vanidades en los blogs en un arranque de insólita seriedad; y al final, tan respetable gente termina en una patética versión de Blog Inquirer, porque todo se reduce al chisme solapado.

Pena de gente que desconfiando de su talento, aunque aparentemente tengan tanta confianza en sí, enrarezca tanto los ambientes; pero pena también de una comunidad que se deja maltratar así, con esa falsa elegancia del avestruz que se niega al peligro de la mezquina plebe. Lo más risible no es esa persistencia de la elegancia del avestruz, sino esa fe en un medio que de tanto corromperlo terminará por no servir para nada; pero si uno piensa en una página sin siquiera mesa editorial que habla de sí misma como "este medio", o de alguien que se atreve a emular a los ilustrados calificando el nivel de poética en un poeta desde un punto de vista ético, qué más se puede esperar en tan árida playa. Es curioso, no obstante, que ese tipo de blog siempre tenga éxito; ya desde aquel primer Tiro Fijo que encandilara a la hiena que vive depredando en el pretencionismo barato de periodistas y escritores que piensan realizarse en el blogueo, y hasta —hay que reconocerlo— la intensidad de los comentarios y el inclusivismo en Cuba Inglesa, incluyendo las últimas muestras de la creatividad blogal.

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