Las referencias críticas de Ángel Velázquez aluden de continuo a la comprensión del Hedonismo como contradicción del propio hedonismo; contradicción que se salva por la diferencia entre la palabra iniciada en capital y la iniciada en minúscula, porque la primera se refiere al concepto y la segunda a su práctica. Según Callejas, toda abstracción teórica del placer es una reducción programática; que al traducirse en política corrompe el ámbito de libertad propuesto por el concepto mismo, que es quizás lo que explique el horror escondido en el modelo republicano de Platón y la Utopía de Moro. Es decir, la esclavitud de toda racionalización que programa la vida del otro; incluso si se trata de un modelo relativamente liberal, que siempre prevé alguna forma de igualitarismo tendencioso. El problema del igualitarismo, residiría en la mediatización del individuo; hasta el punto de que llega a manipularlo con un sistema de recompensas sobre la base de su supuesta utilidad, de lo necesario que logre ser al interés ajeno.
Es ahí donde resalta la facultad del Arte y hasta la filosofía, con tal que no sea política y doctrinal; en que al darse como gracia descubre al Ser su gratuidad, la inmensidad de esa suficiencia en que es libre; aunque tiene que ser honesto para conocerlo, pues cómo se oculta una mentira ante Dios. El político, como comerciante espurio, negará al Ser su utilidad y conveniencia; pero el Ser, con tal que sea libre, no necesita ser útil, si ya desconoce cualquier sentido de la existencia, que lo sobrepasa. Lo curioso, y vale como paradoja ante el mismo Velázquez, es que no queda muy claro nunca qué es Dios; pudiera ser el fenómeno mismo de la vida o la realidad en sí, al menos está claro que tiene que ver con su determinación. El Ser inútil, entonces, está en posesión de sí mismo, y es en esta propiedad que puede ser honesto y feliz; lo que es un modo bastante estoico de concebir el hedonismo, pero de estas paradojas está llena la vicisitud del Ser, que así se divierte Dios —la vida o whatever you call it—.
Fue la corrupción lo que implosionó la grandeza antigua de Occidente, fraccionándolo en la época oscura; pero fue ese fraccionamiento, en la reducción a la autosuficiencia de la economía feudal, lo que preparó el nuevo esplendor de la edad moderna. El Ser sólo prosperará en la medida en que acceda a la transacción honesta, porque es en ese intercambio en que no lesiona la libertad del otro; pero para ver eso hay que dejar de temerle a la propia suficiencia, que es en lo que tiene sentido el divertimiento de Dios.
2 Comentários:
adios, inutil!
ser util es dejarse manipular por sus soberanas mediocridades, jaja!
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