Friday, November 23, 2012

García Vega [FIL-2012]

Thursday, November 22, 2012

Lezámica

Ya despierta Cronos del letargo en el frío Tártaro, y no es segura la firmeza de sus cadenas; Hefestos [la Convención] es su nieto y no su padre, que es el inefable Urano, a quien terminó al cercenarle la vara de extensión.

No importa lo álgida y sangrienta que haya sido la historia de la cultura, no pasa de ser un ameno café entre Apolo y Ares; servido, claro está, por Afrodita y Atenea, que se miran ceñudas, instigadas por la matrona Hera en el silencio divertido del patrón, Zeus. Es cierto que el café esconde el forcejeo entre los magníficos, que así contienden los aristócratas, con mariquerías; y en la mesa, las hormigas prometeicas mueven los pedacitos de galleta esquivando los insondables lagos que son las gotas de café. Es la imposición del nuevo bucolismo sobre el viejo, la urbanidad como orden que concluye lo campestre; es la experiencia por sobre la ingenuidad, la pureza en conocimiento [opcional] por sobre la pureza en desconocimiento [disciplinar], marcada cuando el cosmopolita Paris mató increíblemente al rústico Aquiles, que era la excelsitud de su tiempo. Pero Lo urbano no es una teoría de lo urbano, es la urbanidad de las cosas concretas que lo realizan; su comprensión en el arte es su postulación como imagen o imaginario, que más tarde y no antes podrá racionalizar la filosofía aún desconfiada en su platónico espiritismo, que no ya espiritualismo.
Cuando Lezama Lima postuló las eras imaginarias era literario pero no original, fue más eficaz que los filósofos; porque no por gusto el arte ostenta primacía entre los modos reflexivos, y es el que avisa por dónde viajan las flechas en su falta de incidencia directa [política]. Así, si “a la distancia de un tiro de ballesta un hombre lanza su saeta sobre otro hombre agazapado”, la imagen histórica retiene el valor de reflejar la determinación económica; que habrá sido primero natural en la fuerza bruta, pero tiende como todo a su madurar en una reproducción artificial [tecnológica] en la plenitud total de la Cultura.

Wednesday, November 21, 2012

Wonder!

Tuesday, November 20, 2012

Eclesiastés I:I

Se ha puesto de moda el desenmascaramiento de esa práctica del asesinato de reputaciones por parte del gobierno cubano; como si eso no fuera una práctica habitual y ya descarada del exilio en Miami, y de la que casi todos son cómplices; unos sumándose aprovechados a la gritería, otros con el silencio cómplice, todos con la misma doblez.

Monday, November 19, 2012

In memoriam, Elena Tamargo

Hace un año [20 de Noviembre] se clausuraba la Feria Internacional del Libro de Miami con la noticia triste de la muerte de Elena Tamargo; una de las personalidades más cultas y atractivas de esta ciudad en la que cabe todo, hasta cierto bien, y que debía presentar su propio libro ese día.

Probablemente el peso real de las personas se vea en ese primer aniversario en que todavía se les recuerda, y cuando ya se han deslindado los pegajos que emborronaban su presencia. Hasta el último momento mantuvo su belleza, porque esta era propia de la ternura en su gesto; la mejor metáfora de la grandeza de Dios era eso, un simple gesto de la más hermosa e inteligente mujer.

Friday, November 16, 2012


Saturday, November 3, 2012

Cuentos Obscenos


[ …] De pronto, el fraile interrumpió su santa meditación, por un destello inoportuno que lo perturbó un poco, como una tentación; «es cierto —recordó—, el Demonio nos tienta cuando más cerca estamos de la santidad, rezaré un rosario para sostenerme». Ya se disponía el buen hombre a repasar los divinos misterios, cuando la ilusión se hizo cierta del todo, y la noble Perugina saltó del piadoso cuadro y se dirigió a él con los ojos fijos en los suyos; peor, iba totalmente desnuda, mostrando su cuerpecillo de nueve años, en el que apenas comenzaban a insinuarse los pechos, tras la roseta de los pezones; sus ropas yacían junto a los otros estáticos personajes de la escena, y su lampiño pubis transparentaba la sangre de sus venas en un rosa subido. «¡Atrás, oh, Satanás! —gritó el santo persignándose—…
[…]
Cuando abrió los ojos, la niña ya se encontraba de vuelta en el cuadro, tan absorta en el milagro como los otros; pero él ya no creía en ninguno, casi que en nadie, y pensaba que en secreto se burlaban de él desde el altar, tan hermosamente pintados todos que parecían vivos; pues el cuadro era tan bello que lo atribuía a la inspiración del Espíritu, que usaba esos extraños mecanismos para inspirar y alimentar la fe.

Friday, November 2, 2012

Mujer ante vacío

Jorge Luis Borges vio en la belleza del tigre el nombre secreto de Dios, la cifra del universo; que según José Lezama Lima, se hace novelable en la existencia, una suerte de alfombra que se desenrolla ante uno. No importa que Lezama no aluda expresamente al tigre, la coincidencia persiste en la cifra, y alguien cree adivinarla. De hecho, el tigre es objeto común en la poesía; así que no extraña esa confluencia, porque el tigre es bello como la rosa, aunque la rosa no es letal como el tigre.


Georgina Herrera, poeta, duerme con el tigre; desconoce su aliento fétido, de muerte, no su garra retraída. Ella sabe que es un sueño pero suyo, y no quiere que termine; prefiere esa garra retraída cerca, que le permite desconocer la fetidez del aliento, ¿la garra la aleja de él?. Es ahí donde se concreta la sagrada locura y la poesía cobra algún sentido, en esa permanencia frente al vacío; y es dable pensar que la locura, eventualmente, venza. Esa locura existe en que el abismo te dice tu nombre —se ahueca para arroparte—  y tú respondes; pero eso es lo de menos, lo importante es si se accede a esta convivencia terrible. Poco importa si al final la mujer se lanza al vacío, porque ya por sus propios pies llegó a él; y el vacío es entonces como el esposo místico, y todos los amantes y los hijos, que existieron por el medio, sólo justifican cada paso hacia el altar, lo sostienen. Una mujer sola ante el vacío es tan hermosa en la desoladora belleza de su egoísmo, que cada paso de estos ha de estar orgulloso de haber sido; como las flautas que rompía el prisionero nahuac en su recorrido final al sacrificio, cada paso de esta mujer —cada hijo, cada amante, cada joya, cada lágrima, cada error, cada éxito— es tan sólo un escalón de basta piedra.

Allá arriba el tigre se despereza, la garra se apresta al nervio; pues aunque ella no lo quiera es lo lógico, y puede que además sí lo quiera, aunque lo tema. Abajo el pueblo cae en trance, pues nadie está autorizado a ver a Dios —Moisés conoció sólo su espalda— y él sin embargo se está desnudando para poseerla a la vista de todos. Se comprende, uno comprende el derecho de Dios como el del feudal con la esposa que uno escogió para sí; por eso se llora, uno se sabe fatal, apenas un entramado en todo ese oro de las parcas. Pero después de todo se trata de la cifra, ese abismo en que es Dios el que te mira; uno comprende a esa mujer y se hace modesto, uno no aspira a nada, uno no ha tenido ni tendrá ya nada fuera de este fastuoso horror.

A Georgina Herrera

Thursday, November 1, 2012

Lorenzo García Vega

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