Lezámica
Ya despierta Cronos del letargo en el frío Tártaro, y no es
segura la firmeza de sus cadenas; Hefestos [la Convención] es su nieto y no su
padre, que es el inefable Urano, a quien terminó al cercenarle la vara de
extensión.
Ya despierta Cronos del letargo en el frío Tártaro, y no es
segura la firmeza de sus cadenas; Hefestos [la Convención] es su nieto y no su
padre, que es el inefable Urano, a quien terminó al cercenarle la vara de
extensión.
Posted by I. Teodoro at 4:44 PM 0 comments
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Posted by I. Teodoro at 12:39 PM 0 comments
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Hace un año [20 de Noviembre] se clausuraba la Feria Internacional del Libro de Miami con la noticia triste de la muerte de Elena Tamargo; una de las personalidades más cultas y atractivas de esta ciudad en la que cabe todo, hasta cierto bien, y que debía presentar su propio libro ese día.
Probablemente el peso real de las personas se vea en ese primer aniversario en que todavía se les recuerda, y cuando ya se han deslindado los pegajos que emborronaban su presencia. Hasta el último momento mantuvo su belleza, porque esta era propia de la ternura en su gesto; la mejor metáfora de la grandeza de Dios era eso, un simple gesto de la más hermosa e inteligente mujer.
Posted by I. Teodoro at 5:22 AM 0 comments
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[ …] De
pronto, el fraile interrumpió su santa meditación, por un destello inoportuno
que lo perturbó un poco, como una tentación; «es cierto —recordó—, el Demonio
nos tienta cuando más cerca estamos de la santidad, rezaré un rosario para
sostenerme». Ya se disponía el buen hombre a repasar los divinos misterios,
cuando la ilusión se hizo cierta del todo, y la noble Perugina saltó del
piadoso cuadro y se dirigió a él con los ojos fijos en los suyos; peor, iba
totalmente desnuda, mostrando su cuerpecillo de nueve años, en el que apenas
comenzaban a insinuarse los pechos, tras la roseta de los pezones; sus ropas
yacían junto a los otros estáticos personajes de la escena, y su lampiño pubis
transparentaba la sangre de sus venas en un rosa subido. «¡Atrás, oh, Satanás!
—gritó el santo persignándose—…Posted by I. Teodoro at 3:32 PM 0 comments
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Labels: fra. Erasmo de la Cruz
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