Tuesday, April 2, 2013

Gracias Yoani



Esto es muy personal, porque envuelve convicciones muy profundas y… personales; pero en todo caso debo escribirlo y con esa impudicia de lo público, porque en gran parte se lo debo a usted. Primero, parece que por estos día se cumple un año de la muerte de Heriberto Hernández; puede ser esa la circunstancia que me conmueve, no por las razones acostumbradas, pero igual de válidas y hasta mejores que estas. Unos recuerdan al poeta por su poesía o por su tamaño, yo lo recuerdo por su repotencia y su mezquindad; esa manera en que emponzoñó la esfera miamense de la llamada blogosfera cubana, a la que envenenó  legándole esa mala maña del comentario anónimo bajo y sucio. Llegar al exilio en Miami fue comenzar el período más triste y álgido, porque me enfrentó a los mismos fantasmas de los que huía; sobre todo a esa pobreza de quienes trataban de suplir con el activismo político su falta de voluntad e imaginación. Gracias a eso, no obstante, aprendí muchas cosas, como que los extremismos son iguales porque el extremismo es un carácter y no una ideología; y que por eso, no importa la retórica que los envuelva, los principales bandos que se enfrentan en torno al problema cubano en Miami son hipócritas o estúpidos; los primeros, por esa falsedad con que insisten en dragar su propia legitimación desde el problema cubano, sin atender a que con ello lo deslegitiman; y los segundos por esa ingenuidad con que creen participar por fin en algo trascendente e importante, cuando lo único que han hecho es cambiar el ídolo al que también rezan.

Si algo me reconcilió con la idea del exilio fue una reflexión sacada de una novela, y que más o menos decía que hay un momento en toda ciudad que te inclina a la corrupción, y que ese es el momento del exilio. La novela y su autor, como la serpiente que se muerde la cola, resultaron parte del mismo fraude existencial que denunciaban; esa ha sido la enseñanza principal del exilio para mí, la fatalidad que envuelve a nuestro pueblo, y que usted ha venido a corroborarme. No se trata de los lugares comunes de quién paga su viaje, ni tampoco exactamente el financiamiento de sus servicios de trabajo; esas fueron cuestiones que sólo materializaron la intuición sobre un desarrollo tan anormal que no podía sino ser llamativo, y que hoy es más claro en su ambigüedad. No vale la pena insistir en eso, pues al fin y al cabo se trata sólo de paranoia, aunque todos sabemos que el miedo irracional siempre se debe a una razón que de momento es incomprensible; pero sí podemos insistir en esa manera en que usted nunca respondió por sí misma a esas cuestiones, como si estuviera por encima del bien y el mal, más allá de todo. También en ese sentido todo quedó claro, con esa presentación suya y de los suyos en un foro en Nueva York sobre la blogosfera cubana; en el que no sólo se esquivó la práctica falaz que atenta contra todo desarrollo cultural de lo cubano, insistiendo en discursos retóricos sobre el sentido y la grandeza política; sino que también evidenció con su actitud su propia indiferencia, dejando claro que allí sólo les hacía el favor de legitimarlos, porque lo suyo es la atención a las multitudes que la aclaman.

Sus seguidores por otra parte reproducen el comportamiento abusivo de las mayorías, ese al que usted se opone en Cuba; y con simplismo y manipulación similar identifican como castrista a todo el que se atreva a cuestionarla a usted, como si nadie tuviera derecho al pensamiento propio. No podemos desligarla de eso, por la misma razón de que usted los prohíja como el castrismo a sus esbirros; y eso es lo que la hace temible, no su persona sino lo que usted significa y lo que augura. Sin embargo debo darle las gracias, porque es gracias a eso que me siento liberado de toda responsabilidad y atadura con ese pueblo; cuya apatía estoy seguro que no se debe a indiferencia sino a conciencia de su incapacidad para sobreponerse a un destino ya marcado por sabe Dios qué o quién. Usted parece inevitable en el panorama cubano, y con su grupo las mismas prácticas del fraude y la trampa que han viciado a nuestra cultura en su exilio tanto como en el país; quédenselo, porque ni ese pueblo es tan inocente en ello ni creo que sea recuperable después de tanto vicio. Tampoco caeré en la inocentada —más que vulgaridad— de burlarme de usted, más de una vez he visto que la risa es de frustración y aquí se trata de vivir; vivir más allá de usted, aunque eso también signifique vivir más allá de su pueblo, que no es el mío.


Si algo he tratado por todos los medios, es de respetar siempre a quien se pone en peligro por el sólo hecho de estar en Cuba; pero eso no me hace ignorar las señales de lo que nace torcido, y que por ende torcido ha de crecer; sobre todo esa práctica que draga a la disidencia, proponiendo la oposición política como una vereda hacia la realización artística individual, como si se tratara de una [otra] simple performance. La experiencia me ha enseñado también que se trata de una dinámica inevitable, apenas una contradicción natural; porque el animal de costumbres que es el humano va a ir siempre —y gracias a Dios— por sus propios intereses, y lo único malo es cuando eso desconoce el escrúpulo. Para mí ustedes son la muestra de que el daño a nuestro país es antropológico, pues se trata de una falsa élite que a todo se agarra con el espejismo de la cumbre; por eso incluso renuncio a lo que supuse el público natural al que dirigirme, el pueblo cubano, y me reconozco huérfano, hijo adoptivo del mundo.



4 Comentários:

Art dealers said...

magnifico

Art dealers said...

excelente Ignacio, te felicitpo, totalmente de acuerdo

Art dealers said...

magnifico

Ivan Oms. said...

Llevo días intentando evitar -sin éxito, claro - que toda la información generada por la gira de esa pornostar de la blogosfera, no me toque y, leyendo artículos sueltos de unos y otros, he llegado a la misma conclusión que tu. Parafraseando al poeta, diré:
"...se me ha olvidado ya el lugar de donde vengo y, seguramente no existe el sitio a donde voy..."

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