De la mediocridad burguesa en las telenovelas
Después de todo se trata siempre de ficción, algo que no puede comprender el afán discursivo y representacional; que es absurdo, dado que siendo humanos los problemas, son representativos de los humanos, no importa la clase. Ese afán discursivo es el mismo de las catequesis y obrillas teatrales de las parroquias, pero desconoce la calidad del arte; y no importa cuán perfecta pueda resultar en términos técnicos, al producto final le faltará la trascendencia del arte real.
Ni siquiera debería ser difícil de comprender, a menos que se pierda la perspectiva, en ese afán de falso humanismo; que asumiendo el derecho al éxito burgués del capitalismo que critica, lo reproduce en la otra banalidad del derecho al éxito proletario. Confundir ese determinismo económico en la facultad del arte, es propio del pensamiento (hermenéutica) marxista; y así se dieron desde instrucciones Para leer al pato Donald, hasta sistematizaciones completas sobre el arte socialista.
Todos fallan, en la misma recurrencia con que desconocen la calidad
individual de la reflexión estética; que si bien ha de conveniarse en una
producción industrial, no cumple otra función que la reflexión en sí misma y no
la indoctrinación. Por supuesto, reconocer eso es muy peligroso, porque si hace
falta es porque ya eso es un pensamiento subversivo; y la clase a la que
implica está necesariamente comprometida con los métodos, pero eso no va a
hacer más efectivo el esfuerzo.