¿A quién le importa Parménides?
Nada hay más privado e incuestionable que la sensualidad, de ahí las recomendaciones sobre el pudor; pero eso no hace menos grosera la intervención del que se recrea en el exhibicionismo ajeno, la relación los iguala. El pudor también indica volver el rostro cuando la acción del otro llega a ese borde que es la impudicia, y nadie tiene el derecho de legislar la proyección ajena; de ahí que tampoco se tenga el suficiente sentido común e imparcialidad para juzgarla, y sea mejor guardar una prudente distancia. Después de todo, el mismo sentido común recomienda interesarse sólo en lo que resulte interesante; pero cuando ese interés afecta propiedades ajenas, es mejor ser prudente y mantener esa misma distancia, que no hay vuelta que no termine donde comienza.
¿A quién le importa Parménides?, ni eso siquiera importa, pero no por gusto no hace mucho se publicó un título que recomendaba Más Platón y menos Prozac.
¿A quién le importa Parménides?, ni eso siquiera importa, pero no por gusto no hace mucho se publicó un título que recomendaba Más Platón y menos Prozac.
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