Thursday, July 28, 2011

¡Mojarrero!

Filosofía de la Cultura Política
[Notas de antropología]

La funesta experiencia política de los cubanos ha provocado no pocas distorsiones en sus discursos y proyecciones en general; dando lugar, las más de las veces, al desarrollo de una horda oportunista, que trata [vanamente] de aprovecharse de dichas distorsiones. Una de estas ya llega al nivel de aberración sistemática, por lo recurrente; y es el caso de la relación entre cultura y política, que se trata de regir con un concepto ya difuso y habitual como el de Democracia. Es por eso que ya se impone algún tipo de análisis que corrija tan recurrente aberración, permitiendo un desarrollo más adecuado del fenómeno total; porque la Democracia es un modelo político, pero lo político es un fenómeno cultural y no a la inversa. Es por eso que, en últimas, la Democracia [siempre] queda sujeta a la autoridad; y esta, a su vez, es fijada por la Cultura como conjunto regulado de determinadas prácticas existenciales. De hecho, de eso se desprenden las más grandes determinaciones políticas [Filosofía Popular]; que son a su vez las más simples e inmediatas, como que "las cosas las hace [Acto] quien puede [Potencia] y no quien quiere [Voluntad]. El mérito, y por consiguiente la Meritocracia, es precisamente eso; puro despliegue de poder efectivo, que nadie debería esperar le sea reconocido o adjudicado, ya que sólo hay que ejercerlo con la preciosa majestad de un descuidado vicio —o!, Moro, César Moro—.

Está claro que ese tipo de distorsiones las introduce el Voluntarismo revolucionario, como inversión de la estructura cultural misma y dislocación de sus funciones relacionales; basando la práctica cultural en la prepotencia y no en el poder efectivo para la determinación última de las cosas y su realización. Hecho que, a su vez, explicaría por qué quizás la Revolución cubana no fuera necesaria pero sí inevitable; en tanto apoteosis de una característica ya incluso étnica, que logra su realización, también incluso contradictoria. De ahí elementos ya folclóricos, que adquieren carácter de rasgo etno político; como es el caso del [criticado] igualitarismo revolucionario, que aboca a la cultura a aberraciones tales como la bestia que se queja de no entender un texto de Emilio Ichikawua.



Valga el ejemplo de Ichikawua, uno de los más ricos —por lo extremo— para entender este tipo de contradicción; porque se trata del simplismo vulgar, que acusa a un lenguaje especializado de exclusivismo, en base a la suposición de un "derecho" [jajajaja!] a la participación. Siguiendo con el ejemplo, el supuesto derecho obligaría a un escritor a sujetarse a la pobreza intelectual de la bestia; a la que normalmente, además, no le interesa el discurso del escritor, que es la razón por la que no lo entiende; pero con lo que pretende sujetar al otro a una serie de discusiones tan innecesarias como inútiles, dada su falta de interés propio. De ahí el tema de la autoridad, trazado a su vez por el interés individual; que no puede ser violado nunca, por más prepotente que sea la bestia, en tanto es de suyo una facultad también individual. De ahí, entonces, otra distorsión, también voluntarista y prepotente; en que la plebe acude al insulto y la burla; acusando al interesado de sus propias deficiencias, como complejos personales, manías de grandeza [prepotente Vs potente], etc; a los que obviamente no hay que hacer caso, since la plebe es sólo la asquerosa plebe, y a la gente la diferencia precisamente su grandeza.

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