La comedia del arte
A propósito de un texto de Alcibíades
Zaldívar
Julio Pino Miyar
¿Un reino puesto de revés no
sería en realidad un reino al derecho? Porque quien le da vuelta al cuadrante
celeste, lo primero que nota es que invertido luce mejor. Obviamente, me
refiero a una inversión que implicaría al lenguaje, al sempiterno problema de
la belleza, y al propio menester de la humana cultura.
Vivimos en tiempos
empedrados por compendios clasificadores que nos imponen rigurosas simetrías,
obligadas relaciones y
ortodoxas periodizaciones; que esto haya hecho a nuestro mundo más funcional,
es bastante probable. Pero lo que en verdad ocurre, es que muchas veces este
peculiar orden legislativo y regulador termina por desterrar de sus predios
toda Imaginatio, toda lúdica belleza;
es ahí, justamente, donde se ve aparecer, en toda su heterogénea y provocativa
intencionalidad, un texto como este de Zaldívar, El revés de un reino.
En la historia que nos
cuenta el lenguaje aparece girando y girando sin sentido, o haciendo del
sentido una suerte de contradicción que se desarrolla mediante constantes
oposiciones y dislates; tal y como si se quisiera omitir decir, ya que sólo
sería para aceptar el lado más trágico de la vida, y que en verdad esta ausencia
notoria de significado de alguna manera evita y por la otra nos confiesa.
Porque a cambio lo que el autor quiere proponernos es un cómico desorden. Es
curioso, pero cuando Julio Cortázar revisaba los manuscritos de Paradiso,
encontró una confusa línea que lo mismo podía indicar “cósmica unicidad”, que
“cómica unicidad”. Para Cortázar, desde luego, ambas versiones eran
completamente factibles, y así se lo hizo saber a Lezama. Un universo cómico, o
mejor aún, un universo que lograría su unicidad gracias a la comicidad, pienso
que es en el fondo el argumento más sutil que se desliza en El revés de un reino; y es que lo cómico
pudiera terminar proponiéndonos un nuevo tipo de desorden.
Seja o primeiro a comentar
Post a Comment