Wednesday, February 15, 2012

Humanismo-I [La historia del...]


Si el Humanismo moderno se hubiera gestado a la sombra del renacimiento italiano, quizás hubiera sido más realista; hasta es probable que el Realismo tuviera más suerte y deviniera en el referente epistémico para la ética, que así hubiera sido más felizmente hedonista. Pero desgraciadamente el Humanismo moderno se gestó mucho antes, durante el Renacimiento merovingio; es decir, era de corte ideológico, y respondía a manipulaciones políticas, como aquellas para separar a la sociedades de una vez de la tutela religiosa. No es que eso no fuera necesario, después de todo esa tutela sí era perniciosa, con una Iglesia dispuesta a imponer la realización del Reino de Dios; por lo que, de modo muy práctico, el dilema no fue la viabilidad y certeza sobre esa realización, sino el papel de los príncipes en la misma.

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Quién gobernaba a quién parece haber sido la cuestión, y por consiguiente a ello se ajustaron las retóricas y las justificaciones; y que la mediación ocurriera por las incipientes Universitas tampoco es extraño, desde que eran la única institucionalidad intermedia entre el clero y los príncipes. Como resultado de eso, la cuestión no pasó nunca por la realidad [actual] de los más afectados, sino que se concentró en su trascendencia; lo que también se entiende si, desde todo punto de vista, la trascendencia era el único propósito creíble en aquel contexto. Fue un logro, en todo caso, que el clero tuviera que avenirse a un asiento a la derecha del trono; que ya, como ganancia indiscutible, era laico, aunque aceptara en las negociaciones el protocolo de la legitimidad en el vínculo religioso. Si en semejante complejidad los humanistas incipientes hubieran propuesto el Hedonismo simple y duro, ni modo que se avanzara tanto; porque habría carecido de toda credibilidad —siempre ese dichoso contexto epistemológico— en una cultura que aún ensayaba su laicismo, y cuyos pasos eran inevitablemente torpes. 

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En todo caso, gracias a semejante desfase —porque la historia suele ser diacrónica—, los capitalistas europeos se pudieron consolidar como alternativa sólo al amparo ético del Estoicismo cristiano; y que gracias a eso la hipocresía haya permeado y corrompido sistemáticamente las relaciones políticas a lo largo de toda la Modernidad no demerita a aquella necesidad apremiante, que los merovingios resolvieron como mejor pudieron. No es justo culpar a la Filosofía de su retardo respecto a las realidades históricas, si la referencia epistémica se extrae como estructuralidad lógica de las funciones relaciones en que se da la actualidad. De ahí que sus resultados propios siempre sean a posteriori de los fenómenos que explican, igual que el error continuo de toda propuesta que se adelante presurosa; como la del Marxismo, por ejemplo, que tuvo que elaborarse desde el referente crítico del Idealismo [Objetivo], y por ende también sujeto a la única ética creíble, que siendo la Cristiana [institucional] es también Estoica.

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