Obama y el fin del estado moderno
Puede que atendiendo a la evidencia de su excepcionalidad, pero cuando Carlos Marx previó que el Socialismo posiblemente llegara primero a Estados Unidos que a otras partes podía no estar equivocado. Después de todo, sí es cierta esa excepcionalidad, por la que Estados Unidos pudo concretar lo que se frustraba constante en la anquilosada Europa; en la que las revoluciones se sucedieron sin lograr imponer la pica de una Modernidad total y sistemática, hasta que el modelo retornó como reflejo del How to make norteamericano. La previsión de Marx, también, probablemente se refería al proceso de socialización paulatina de la estructura política; es decir, a su desjerarquización progresiva, la ampliación de su base o dimensión horizontal, frente al verticalismo de la monarquía tradicional.
El problema es que el modelo final puede ser lo problemático; si bien también ineludible, porque el desarrollo de la clase media era inevitable con la industrialización; así como también es inevitable la depauperación que la degradaría, aunque sólo sea por la correspondencia entre los ciclos de auge y decadencia. El Camino de América habría sido así también hacia el Socialismo, sólo que sin grandes saltos adelante; más bien poquito a poco, que es como suele ser más efectivo el desarrollo de los fenómenos históricos. Es en este punto que se entiende la tensión crítica de la nueva Guerra Fría que tiene al país halándose las greñas; con un partido demócrata que no ceja en su chantaje político y uno republicano que no sabe cómo parar los golpes, aunque ninguno de los dos gane nada en definitiva.
La última escaramuza, que ha puesto a los demócratas a la defensiva, no augura nada bueno para nadie; porque la torpeza de esa cláusula del Obamacare que atenta directamente contra la libertad de conciencia, es sencillamente el colmo. Es con estos ejemplos que se comprende por qué los demócratas no han podido presentar a nadie interesante desde Bill Clinton; también que sólo puedan predar en la misma incapacidad de los republicanos para poner la alternativa, ¡desde Ronald Reagan! Intelectualismo absurdo Vs Fundamentalismo banal debería ser el titular de las últimas contiendas políticas; en las que sin embargo, los demócratas serían los más golpeados con sus propios golpes, víctimas del fuego diz que amigo.
El problema estaría —podría estar— en que el modelo Marxista carece de la excelencia que pregona, lo que no es nuevo; y no precisamente por su ineficiencia económica, que ya es escandalosa, sino por su profunda inhumanidad intelectual. Después de todo, el Marxismo no es un Realismo sino un Objetivismo [Idealista] extremo; olvida que el hombre no es ni objeto ni objetivo, sino apenas un puñado mal amasado de compulsiones mal organizadas; al que sólo una visión hedónica podría comprender, y no esos reflejos distorsionados de una misma moral estoica con que se agreden los contendientes. It's not the Poetry, is the Reallity stupid!
1 Comentário:
"el hombre no es ni objeto ni objetivo, sino apenas un puñado mal amasado de compulsiones mal organizadas; al que sólo una visión hedónica podría comprender".
Qué gran definción.
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