Wednesday, December 12, 2012

Lectores / e-readers

Dada su relación con el desarrollo de las tecnologías, la imposición de la lectura electrónica es sin dudas un fenómeno generacional marcado por este crecimiento de su mercado; y por tanto quedaría un margen obviamente también generacional, en el que desarrollar aún libros tradicionales. No obstante, hay algo de fascinante en la aventura de los nuevos medios de publicación; como por ejemplo, la sorpresiva posibilidad de saltarse incluso el e-reader o lector electrónico, y leer en soportes comunes como el teléfono. Lo sorprendente en este caso no sería la poca duración del mercado de lectores, sino la corrección cultural que implicaría; pues superada la dificultad [postmoderna] del libro como fetiche, la cultura del libro retornaría a su función inicial. A eso se añadiría que dicha funcionalidad sí sería efectiva esta vez y no tanto en aquellos inicios, dados los costos en ambos casos; que no sólo se refieren a los recios del aparato sino también a su valor [ampliado] de uso y funcionalidad no especializada.

Aún, quizás el aporte más significativo y su mejor promesa no sea esa sino la desvandalización del mercado literario; desplazando al mequetrefe con su cultura de tertulias y manierismos a donde no estorbe el crecimiento necesario de una naturaleza realmente intelectiva de la cultura. El libro tradicional sin dudas tendría futuro en este mercado, y justo por su valor objetual; pero que no tiene nada que ver con el uso cotidiano y funcional, sino como extrañeza artística de la artesanía.

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