Esta serie
parece una producción típica norteamericana sobre comunicaciones
extrasensoriales e inter dimensionales; de hecho es una producción
norteamericana, que aborda ese tipo de comunicaciones y bordea lo inter
dimensional, pero no es típica. Por supuesto, contiene mucha acción y de todo
tipo, en la que no faltan efectos especiales y peleas coreografiadas; pero no
como elemento principal, sino perfectamente dosificado, en función de la secuencia
de clímax y anticlímax a los que acude.
En ese mismo
sentido, el uso del humor es tan refinado —…bueno, también hacen su chiste gafo—
que puede resultar incomprensible para muchos; pero es efectivo en su
esteticismo, tanto como los momentos de sublimación y paroxismo que propone, porque
nada es gratuito… aunque lo sea. Es en resumen muy económica en todo ese
sentido de estética contemporánea, pudiendo explayarse en lo que le importa; no
obstante, ficción al fin, requiere de su dosis de fe poética y cierta
perspectiva.
Se parte de
una de las leyendas más atractivas del evolucionismo científica sobre otras
especies de homínidos; de la que una se habría asimilado biológicamente a los
homo sapiens, reteniendo una habilidad para comunicarse entre sí, como la que
se atribuye a los neandertales. Como toda ficción, eso sólo justifica el
profundo sentido existencial de su dramaturgia; en la que todos los individuos
así conectados comparten sus destrezas y particularidades, haciendo cierto
aquello de que un hombre es todos los hombres.
Es decir, no
importa siquiera si uno es consciente de ello, cada individuo experimenta las
experiencias ajenas como propias; y en algún momento, hasta se especifica que
esto ni siquiera es necesario y puede ser obviado; como cuando se trata de
comunicación hablada, que no requiere —aunque tampoco excluye— el uso de
idiomas ajenos. No hay que ser versado para ver en esto un juego con los
descubrimientos de la física cuántica; con esa misma ambigüedad que aún
escandaliza a los científicos, explicando el posible sentido y alcance de todas
las tradiciones religiosas.
Lo importante
es que en cada situación crítica, estas personas acceden voluntaria o
involuntariamente unas a otras; y se ayudan entre sí, no sólo con el
intercambio de destrezas y conocimientos, sino también de experiencias propias.
De hecho, se explica la supremacía de los sapiens a una suerte de defecto
genético; por la que no siendo capaces de interrelacionarse de esta forma,
habrían desarrollado la política —y la fuerza— como recurso cultural.
Las propuestas
existenciales de la dramaturgia y sus alcances existenciales son así maravillosos,
pero no describibles; perderían su efectividad, que depende de esa capacidad
reflexiva del arte a la que apelan aquí. La serie es así muy ilustrativa de las
capacidades estructurales de los fenómenos, para explicar sus recurrencias
estructurales; pero todo eso en un guion de intriga creciente y extrema
complejidad, con una factura general envidiable.
El elenco es
internacional, y las actuaciones son mesuradas, sin esplendores histriónicos
pero por ello mismo muy adecuadas; denotando la mano férrea de un director que
sabe lo que quiere, y un equipo dispuesto a trabajar en función de esto. Entonces,
si tiene ideas exactas acerca del humor, o no le gusta la violencia
norteamericana, esta serie no es para usted; pero sería una lástima, porque aún
las más violentas y superficiales series norteamericanas son una reflexión
estética.
También hay
que ponerlo todo en perspectiva, y recordar que toda temporada es sólo un
alargamiento comercial de la primera; no obstante en este caso, salvo alguna
que otra fórmula más o menos manida, la serie mantiene su eficacia dramática y
por ende reflexiva. Este caso es un buen recurso, que recoloca al arte en su
función primordial, con tal que seamos tan modestos como para permitirlo; pero a
la que en la escala de inteligencia pueden adjudicársele unos cuatro de cinco
Pascales —aludiendo al divino metafísico jansenista como medida—.