Quod sí, de mistica naturae
Como
era de esperarse, la última tendencia de los grandes sistemas científicos a un
estructuralismo filo místico ha enarcado las cejas del ateísmo duro; bien que como
reacción a un suceso mediático, más que a la realidad de que los científicos
por regla general no se detienen en las connotaciones místicas de su trabajo, al
menos no como principio. Lo cierto es que algunos en la comunidad científica
suelen derivar ciertas conclusions cercanas a la mística dada su propia
recurrencia; partiendo en todo caso de un determinismo que les hace estructurarlo
todo en un propósito cercano al creacionismo tradicional. Si estos científicos
son crypto místicos o sus observaciones son realmente objetivas, es algo que permanence
entre los misterios de sus escabrosas ciencias; a las que el profano no tiene
modo de acercarse, dado el intrincado lenguaje y hasta el conocimiento previo
que requieren, haciéndolas más innacesibles que a las mismas doctrinas
herméticas. Aquí resalta la recurrencia mayor, de si el hermetismo habitual a
las doctrinas esotéricas no responde a una necesidad técnica; esto es, mantener
la discusión entre personas con igual dominio e interés del objeto, sin el
peligro del dilettantismo seudo científico a que es tan proclive la moda.
Volviendo
a este neo misticismo de algunos enfoques científicos, lo cierto es que la
crítica peca de reduccionista y apresurada; como si se tratara de la negación
de Dios —whatever it/He meant— como un
valor moral más que como una suficiencia
o insuficiencia científica, desacreditando el argumento mismo antes que esta suficiencia suya. Es el caso, por
ejemplo, cuando se critica las recurrencias del número dorado [Fi] en los
desarrollos naturales; alegando que dichos desarrollos en verdad siguen un
pattern determinado por la naturaleza exterior como dificultad, y no por una
determinación interna [ontológica] que sostenga de algún modo una tesis
creacionista. Quizás el error de todo eso estaría en asociar el determinismo
ontológico a una tesis creacionista, o en la comprensión misma del concepto
creacionista; pues teniendo en cuenta la naturaleza antropomorfista del
lenguaje y el pensamiento en que se elaboró dicho concepto, lo más lógico es
que se trate sólo de una figuración para representar un fenómeno aún incomprensible.
La misma pretension de que en cualquier estadio de su propio desarrollo el
conocimiento es ya capaz de explicarlo todo, es… excesiva, por decir lo menos;
y la religion puede justificarse —como principio antropológico— en su necesidad
de reducer el conocimiento posible a un concepto manejable y comprensible, dado
su inmanente valor politico; pero eso no es válido para las ciencias en cualquier
momento desde su desprendimiento como práctica suficiente, justo porque su
función no es doctrinal ni organizativa como la de la religion.
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En definitiva,
lo que estos ateos duros explican en el materialismo de las determinaciones
externas [circunstancias] no desdice la tesis ontologista; lo que es paradójico,
pero quizás en ello mismo radique su eficiencia, al describir en una proyección
formal [abstracta] un fenómeno propio de la realidad. Al menos si se tiene en
cuenta que la realidad es un ente único e indivisible en sí mismo, se concuerda
que su comprensión es de suyo y únicamente formal; en el sentido de que
responde a un grado abstractivo, que hace que esta comprensión no tenga otro
valor que el cognitivo, derivado del sujeto cognoscente y no propio. Las mismas
recurrencias de Fi, por ejemplo, indicarían una determinación formal fija; que
no puede ser puntual, dado que su circunstancia difiere de un punto al otro,
pero resuelta en valores aproximados, que sería la función referencial de los
arquetipos; determinando esta solución… en funciones logarítimcas —sujetas en
ello a la excepcionalidad exponencial— con valores inexactos, como esos de los
irracionales matemáticos como variables fijas.
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