El mar de los caníbales
Por Lourdes Gil / 2018
Hay libros que sorprenden, libros que revelan; que divierten o conmueven. El mar de los caníbales abarca esta gama de emociones. En la actualidad, y salvo escasas excepciones, la novelística cubana genera pocas sorpresas o sobresaltos —desprovista de un estilo clasificable, alejada de las tradiciones escriturales del país. Hablamos, desde luego, de la que se publica tanto en el interior como en el exterior de la isla. El mar de los caníbales, sin embargo, es una novela que sorprende.
Sorprende
la ucronía de la trama, sorprenden los personajes, la ambientación histórica.
Sorprende y cautiva la verosimilitud del lenguaje que nos transporta a los
siglos XVI y XVII. Y sobre todo, su mayor seducción (al menos para esta
lectora) radica en su estilo. Un estilo muy dentro de la visión carpenteriana,
que consigue la Fusión singular y magnifica del barroco y la cuenca del Caribe —el
espacio neurálgico del imperio español. Es el espacio de las transgresiones: la
flota, la piratería, el contrabando, el comercio de esclavos.
Ha
sido una grata sorpresa este reencuentro con el barroco sereno y legible de
nuestras más arraigadas tradiciones en las letras. Como también el que ese
estilo elegante y añejo posibilite el engranaje con nuestra descuidada historia
temprana. Esa historia de personajes legendarios y a la vez verídicos, como fue
Francis Drake; de vidas desatendidas y escasamente conocidas como el pirata
cubano Diego Grillo, así como la incomprensible y enigmática relación entre
ambos.
Fernando
Velázquez Medina nos convida a cuestionar cuánto desconocemos de la historia de
Cuba. Sabemos de los temibles piratas y corsarios holandeses, ingleses y
franceses que azotaron los puertos de Cuba y otras ciudades del Caribe. ¿Pero
qué sabemos de los piratas españoles, los criollos, los negros, los mestizos?
Siempre ha prevalecido el enfoque de una victimización insular frente al
apetito de las grandes potencias. En este libro, sin embargo, la víctima se
convierte en héroe.
¿Qué
mayor desafío al viejo esquema? El protagonismo de un joven esclavo que escapa,
no sólo del horrendo destino de la esclavitud, sino también de la hoguera de la
Inquisición. Y por si fuera poco, logra burlar el profundo racismo del
colonialismo inglés —la pérfida Albión—, para además convertirse en la mano derecha
de Sir Francis Drake, su segundo al mando, y con el beneplácito de la reina
Isabel I de Inglaterra.
Tendríamos
que preguntarnos el porqué de semejantes omisiones históricas. Estas son
algunas de las interrogantes que El mar de los caníbales plantea, y que su
autor sondea con fino humor y sutil astucia. Que fascinan al lector, le
desconciertan. y le hacen desear que sea breve la espera del resto de la
proyectada trilogía.
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