Terrence Deacon y la teleología negativa
Que la tradición idealista retroceda con vértigo a esa
posibilidad no es suficiente, vistos sus propios excesos; que en tanto
epistemológicos indican la naturaleza lógica de esa falencia, con su
hermenéutica deficiente. Es aquí donde asoma la prestidigitación increíble de
Deacon Terrence con su As, grandioso como mangas de concubina china; y que
habría salvado a Feuerbach —pero aún no existía las base Maturana— del
avergonzamiento marxista, con la teleología negativa.
Para empezar, la teleología es un concepto negativo, en
tanto extrapositivo, apunta do a la potencia de las cosas; pero su aplicación —como
exponente natural de lo real— no lo es, dado que esa acción es en sí misma
positiva. La propuesta de Deacon haría que la acción fuera negativa como su
objeto, conciliando matemáticamente su positividad; ya que la premisa primera
era escandalosamente contradictoria, ofreciendo positividad de su conjugación
negativa.
Este sería el detalle, en tanto lo teleológico deviene en
objeto pero de consistencia derivada y no propia, relativa; lo que es fácil de
definir en filosofía, pero no en biología, que es el campo de interés de
Maturana, no de Deacon. Esto no se resuelve con el artificio de la
interdisciplinariedad, que de tan racional ya debería resultar sospechoso; pues
el amontonamiento de aspectos impide la separación de los mismos, y con ello su
respectiva comprensión.
De hecho, como ya se habría dicho, Feuerbach no pudo evitar
el avergonzamiento del Materialismo Dialéctico; justo porque no tuvo la base
biológica de Maturana, como un recurso con el que ahora cuenta Terrence Deacon.
De ahí esta apoteosis suya, sobre la que —otra vez Heidegger— se reelabora la
antropología como perspectiva teleológica; en que ya no hay alienación sino
referencialismo, reponiendo la confianza con que los antiguos hacían cuentos.




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