El jardín
En la muerte de Carilda Oliver Labra
pero por todas
Apenas hay ya
estatuas
En este jardín que antaño fuera
tan cuidado,
Las que quedan están
decapitadas
O peor, sin pedestal,
tambaleantes, anunciando
El estrépito sordo con que
deshacen su piedra
Sólo aguantada por la hiedra y el
musgo.
Ya no vienen los pájaros a
ensuciarlas
Ni las amenazan los niños atrevidos;
Alguna vez algún alma
atribulada pasea
Por estos senderos llenos de
hojarasca y sucios,
Pero perdida, como si recordara
otros tiempos
En que este jardín era
primoroso
Y sus setos verdes
Y sus flores coloreadas
Y sus fuentes cantarinas
Y sus pájaros y cuidadores
Eran el ritmo del mundo y su
horizonte.
Hoy ha caído otra estatua, pero
nadie sabe
Que estaba ahí muda en su
mármol blanco.
Ignacio T. Granados Herrera
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