Acerca de Textos Manieristas (Ensayo) II
Estimado
Leandro Morales:
Hay escritores que se alegran del elogio,
yo existo en la crítica, más aún si me contradice, pues significa que he sido
leído; por eso tu crítica de Textos Manieristas me alegra mucho, aunque no deja
de sorprenderme en algunos puntos. De todas formas, esos puntos son tuyos y no
pienso tocarlos, por una cuestión de respeto y agradecimiento; sólo me detendré
en el mismo sentido general con que has leído el libro, porque creo que es en
definitiva lo que importa.
Tu misma recurrencia a los conceptos del
bien, la verdad y la belleza como parámetros te refieren a esa tradición de la
que hablas; pero que como la de la Cábala judía, es moderna, aunque se atribuya
la mayor antigüedad, en el platonismo que comparte. Mi visión del arte es otra,
y se atiene a la facultad de las formas para aportar una reflexión —no un
discurso— sobre la realidad; de ahí que vea al arte como una secuencia de meras
formas significantes y a la escritura y la lectura como meras interpretaciones
de esa realidad.
Otra cosa sería asumir que alguien tiene
la facultad de enseñarle algo existencialmente a otros, lo que es una locura;
comprensible en ese elitismo del que te ufanas, renegando de que el arte esté
abierto a cualquier pelagatos. Es en ese sentido que veo la apoteosis del arte
que vemos desde la modernidad como respuesta a una necesidad; dada por la negación
positivista de una comprensión sobre el aspecto trascendente de la realidad,
suplida por el arte.
Eso sin embargo, no faculta a nadie como
especial conocedor de esa trascendencia, que es por lo que el arte no es
religión aunque su textura sea seudo religiosa; sino que brinda al arte como un
soporte externo para esa reflexión, que ha de ser siempre individual para que
sea suficiente y efectiva. Otra cosa es esa ideología legada por el humanismo
moderno, más dogmática y moralista que la del catolicismo en que se inspira;
y que creo es la culpable de todos esos fraudes que me adjudicas, como
especializaciones de curas sin parroquia.
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Si la envidia y el resentimiento forman parte
del contenido de lo que se escribe hoy día, es porque son parte de la realidad;
no es el hombre quién para mutilar esa realidad, y todos sus esfuerzos en ese
sentido son vanos e inútiles. Esos esfuerzos son los que nos han forzado a
contradicciones terribles desde la revolución francesa y su régimen del terror;
explicando las otras mil contradicciones que diluyen hoy día a los artistas,
con la ambigüedad de sus lealtades.
Para eso sirve toda esa historia que
citas, desde la antigüedad greco romana hasta la Europa posterior a la
guerra mundial; pero como un legado a sintetizar en la reflexión, no a desempolvar
eternamente en un museo sin vida. No creo que seas tan reaccionario, a menos
que estés reaccionando a la decadencia postmoderna como esa vanguardia; sin
fijarte en ese caso que fueron esas aguas de la modernidad las que trajeron
estos lodos, en su negativa a comprender el pasado en su propio peso.
De nuevo, mil gracias por tu crítica, que
significa que me has leído.
Saludos
Ignacio T. Granados Herrera
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