Sunday, March 21, 2021

All day & Nights

Esta es una magnífica película con dos graves problemas, el primero de los cuales es el momento en que sale; y que probablemente haya sido intencional, pero sumerge su eficacia y brillantez en la algarabía de las actuales tensiones políticas. El segundo problema es el tono, de un realismo seco y duro, dirigido a una sublimación catártica final; que sin embargo, pasado el chok del primer momento, logra elevarse a niveles estéticos y trascendentes; justo hasta el final, en que vuelve a hundirse en la sublimación ética y el discurso, aunque ahora más equilibrada en la dignidad.

Respecto al primer problema es difícil pronunciarse, pues incluso si el timing fue intencional, la película funciona; en otro momento habría destacado como una joya muy rara escondida, pero única en su resplandor. En cambio, ahora es parte de una manifestación colectiva, en la que todo el mundo grita y el valor está en el grito; es decir, el discurso se sobrepone a las actuaciones y al argumento, a la cinematografía y arte en general.

Ashton Durrand Sanders
Es posible que se trate de una confluencia de momento e intereses, pues el director es el mismo de The black panther; que todo el mundo sabe que tiene un discurso mal disfrazado en la historieta de comic que revitaliza, y que también lo tenía. En todo caso es una pena, pues aquí vuelve a brillar el Ashton Durrand Sanders que encarnó al joven Chiron de Moonlight; se le reconoce en el caminado, que puede parecer un cliché para los que desconocen el mundo negro de Estados Unidos.

De cierto, el chok puede estar en esta emergencia de un cine negro norteamericano, de tema obviamente social; pero el problema con esta emergencia es que es difícilmente estética más que temática, y no se trata de política sino de cine, que es arte. Aún así, esta película en específico consigue un alto nivel estético, siquiera después de ese choque inicial, y lo mantiene hasta en el final retórico y poco dramático; sobre todo por una tensión no creciente sino constante, que hace el filme especialmente violento y retorcido en su dramaturgia.

Hay un caso curioso, pues aunque el final es catártico no es dramático, pero su momento anterior es a la inversa; como si el epítome de esa violencia residiera en que la catarsis no es dramática nunca, y en ello contenga su alcance existencial. Después de todo, los problemas con el arte contemporáneo residen en el vencimiento de los clichés clasicistas; que habiendo agotado su eficacia temporal, requieren ahora de nuevos recursos, para reflejar conflictos cada vez más complejos y devastadores.

All Day & Nigt no es ni con mucho lo que tratan de vender sus sinopsis, aunque estas reconocen su corte existencial; no obstante la sumergen en ese marco de algarabía multitudinaria de los actuales conflictos sociales y políticos. Incluso en eso el filme denota su madera artística, que le hace incalificable a pesar de su naturaleza discursiva; no importa siquiera cuál fuera la intención original del director, porque el filme brilla con su propio resplandor. Quizás sea el escalón definitivo de Joe Robert Cole, pues este es su tercer filme y sólo el segundo de peso específicamente étnico; lo que sí sin dudas nos prepara para ver más de Ashton Sanders, que aparece listado en Judas and the black messiah

Monday, March 1, 2021

De la incompatibilidad de la mecánica cuántica y la relatividad general, como base para un realismo trascendental.

La incompatibilidad entre la relatividad general y la mecánica cuántica sería la mayor contradicción de las ciencias modernas; sin embargo toda contradicción es formal, y por tanto puede que sólo responda a problemas de comprensión. El caso es llamativo, porque en ambos casos se refiere a propiedades de los fenómenos físicos; que sin embargo responden a leyes y principios distintos, muy probablemente dada la diferencia de sus respectivas dimensiones objetuales.

En este sentido, se busca una relación directa entre ambos campos, como comprensiones propias de la realidad; ya que corresponden tanto a la de su determinación primera como a la de su realización última, como propiedades suyas. No obstante, este acercamiento puede ser erróneo, asumiendo ambos campos como directamente propios de lo real; ya que eso les atribuiría un sentido, estableciendo a lo real como un objeto al que se subordinan ambas propiedades, como su naturaleza física.

El sentido, no obstante, es propio de la observación y no de lo observado, como esa determinación cuántica; que si no se da a niveles macro estructurales, como en la teoría de la relatividad, es porque la observación no alcanza sus dimensiones prácticas. Eso quiere decir que, aunque el fenómeno sea siempre físico, está dado en una estructuralidad como naturaleza; cuya primera determinación produce esta naturaleza como singularidad, que se realiza en términos físicos.

De este modo, no sería posible una relación directa —ni correlación— entre esos niveles sub y macro estructurales de lo real; al menos en principio, ya que esa singularidad sería también la naturaleza que los relaciona funcionalmente. En ese sentido, la mecánica cuántica no tiene que ser compatible con las leyes de la relatividad general, sino con lo real en sí mismo; cumpliéndolo funcionalmente, al participar de su determinación, como la materia ordenada en su observación.

Igualmente, la relatividad general no tiene —y probablemente no pueda— responder a la mecánica de partículas; ya que no puede afectarla, si de hecho no existe a ese nivel, que es anterior a la naturaleza de lo real como singularidad. Lo importante en ambos casos es que se trata siempre de propiedades de lo real, y por ello con valor formal y consistencia derivada; que es la que los relaciona en sí misma, como propia del objeto real que se las otorga, ya que ellas no son objetos suficientes, careciendo de esa consistencia propia.


En tanto formal, el problema estaría dado entonces por la insuficiencia hermenéutica de las ciencias modernas; desarrolladas sobre la base filosófica del inmanentismo moderno, con su apoteosis en el racionalismo positivo. De ahí que carezca de instrumentos para entender lo real en su cabalidad, más allá de su abstracción convencional; como en este caso, con la sujeción de un desarrollo como el de la mecánica de partículas a un conceptualismo clásico, que antecede incluso al de la relatividad general.

Sería erróneo pensar que un problema de actitud, en relación con sus respectivos objetos, pueda superar esta dificultad; dada la exclusividad de la experiencia de conocimiento en cada caso, como comprensión respectiva de los mismos. Eso se refiere a la relación de los físicos con estos objetos respectivos suyos, ya que ellos los determinan como esta relación; siendo imposible que un físico que trabaje sobre la relatividad general no se convierta en uno que trabaja sobre la mecánica cuántica, al momento en que cambie su acercamiento.

Lo único posible al respecto sería respetar esa independencia de los fenómenos, pues su distinción es funcional y propia; incluso en esa naturaleza formal de cada uno, por la que derivan la consistencia como objetos de conocimiento. El asunto es que esa consistencia se deriva precisamente en esa comprensión, que es así lo que la determina funcionalmente; variando esta en la misma medida en que varía la función del científico sobre su objeto, como su propiedad que en definitiva es.

Esto haría pertinente, no sólo la necesidad de una mediación filosófica estableciendo esa mediación singular; de hecho implica una repostulación del realismo, como única comprensión sistemática de lo real en su unicidad inmano trascendente. El espectro hermenéutico disponible, propio del Idealismo, sólo perpetúa la contradicción en su inconsistencia, en tanto formal; ya que reconoce una determinación de lo real en su trascendencia (espiritual), o en su inmanencia (material), incluso como valores complementarios.

De ahí la reticencia de los científicos, a reconocer la confirmación del trascendentalismo tradicional en la mecánica cuántica; insistiendo en un presupuesto materialista, provisto por la hermenéutica al uso, que evite concesiones espiritualistas. Un realismo trascendental, reconociendo la unificiencia de lo real en su bivalencia formal, desconoce esa contradicción; concentrándose en la comprensión propia de lo real, y sólo desde ahí en la de sus proyecciones formales, como propias suyas.


  ©Template by Dicas Blogger.

TOPO