Saturday, August 23, 2025

Notas sobre el concepto de capitalismo (no su realidad) …y de su realidad…


Primero, la mera noción de capitalismo parte de la idea de capital, y es por tanto una proyección ideológica; que es legítima en principio, en tanto se trata de una comprensión de la realidad, a partir del capital como un objeto suyo. Está proyección es lo que resulta en una distorsión de la realidad, al reduciría en abstracciones conceptuales; y es lo que sujeta dicha proyección a un ajuste constante, como una comprensión progresivamente mejor de lo real.

De hecho, sería está primera proyección ideológica de capitalismo la que explique una segunda como reacción; en la de socialismo, que ya teniendo en cuenta está naturaleza conceptual, se extiende así mismo como utópica; en el sentido de que no discuto un objeto real sino conceptual, incluso como referente para ese ajuste progresivo. Será la evolución peculiar del Idealismo lo que provoque la mayor distorsión, al identificar a lo real con su representación; forzando la discusión entre parámetros igualmente conceptuales, como el Racionalismo y el Irracionalismo.

Que exista una emergencia post-postmodernista, capaz de plantearse una síntesis de Todo ese proceso, es genial; primero, porque implica en esa emergencia la superación definitiva de esa distorsión moderna, tras su decadencia postmoderna. Eso sólo puede correr por cuenta de tardo-moderno, en su capacidad para comprender y sintetizar la tradición anterior; en una función axiológica, como la de Sócrates con la Sofística, San Agustín con la Patrística, en sus respectiva síntesis.

Eso no significa que alguien produzca algo substancia sino sólo formalmente novedoso, en tanto otra proyección; que siendo siempre de lo real, es del mismo objeto de siempre, y hasta la recurrencia de sus postuladores habituales. Centrar una discusión en este segundo aspecto es desviarla del primero, como en aquel caso de los universales; que retrasó la comprensión del problema de Dios en su excelencia ontológica, por la discusión de autoridades.

Por supuesto, la mera pretensión de esa síntesis será incomprensible, como demuestra el caso mismo de Sócrates; al que puedo sobreponerse San Agustín, obviamente por su posición de autoridad, pero no Hegel, por ejemplos. En definitiva, como superaci6del lastre intelectualista, se trataría ya de una tercera o cuánta revolución tecnológica; aunque en el sentido amplio de la inteligencia como tecnología, en tanto arte (Tekné) en su determinación de lo real.

La comprensión de la economía en este sentido, es así como de la naturaleza humana, que es también de lo real; que en tanto humana, en la cultura, adquiere está cualidad tecnológica, con determinaciones a su vez propia. De ahí la relativa autonomía de lo económico, en tanto orden en sí y con funciones propias, no políticas; como proyección de lo real, que de ser en sí pasa a ser en tanto humano, por este carácter tecnológico de su economía.


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