Friday, July 18, 2014

Discurso de Adriano

Al césar lo que es del César,
pero lo que es mío, cuándo será mío
C.P.
No, no todos los caminos
conducen a Roma;
algunos conducen a ti, todos los míos;
a tu terrible perfil de favorito
soñado por todos, mas
reservado por el odioso Dios
que te nos niega y te acoge para sí.
No importa ni siquiera por dónde sale el sol,
es tu sombra la que alarga, como la fatalidad
de un camino del César triunfante
que no muere en Roma
sino en ti.


Tuesday, July 15, 2014

The golden secret

La relación directa entre la música y las matemáticas, no tardaría en inspirar una intención de racionalidad filosófica que aplicaría la ciencia a la realidad; de ahí los esquemas lógicos, que sin embargo no alcanzan a comprender de suyo y hecho lo real en cuanto tal; dado que su valorización de eso real suele reducirse al manejo de cantidades, excluyendo lo excepcional. De ahí que, básicamente, la realidad siga siendo incomprensible al pensamiento racional; para el que la lógica, incluso o sobre todo si matemática, no pasa de ser una reducción. Eso aún tiene utilidad filosófica, en tanto es congruente con el problema de los procesos abstractivos; según los cuales, en tanto parte de su objeto [lo Real], el sujeto de conocimiento no puede comprenderlo de hecho. Sería por eso que la facultad abstractiva, en tanto separación de lo real en una proyección formal suya, resolvería esta contradicción; pero sólo mutilando la consistencia de ese objeto cognitivo [lo Real], al reducido a esa proyección formal suya.

En ese sentido, la lógica, incluso o sobre todo si matemática, funcionaría respecto a la realidad como las funciones básicas de la matemática; esto es, como una regla, en una comprensión limitada, que no puede cumplirse ante la excepción exponencial o logarítmica. La Razón es así como una suerte de pensamiento de primer grado al resolverse en frmas [#] naturales, cuando las ecuaciones en que se resuelve la realidad serían de segundo grado; ya que la condición primera de lo real es la excepcionalidad en que se resuelve puntualmente, en cada uno de sus fenómenos, que son únicos y últimos. Haría falta, pues, una regla de segundo grado, que comprenda esa excepcionalidad; de modo que pueda accederse al menos a alguna de las determinaciones trascendentes de la realidad, y así facilitar su comprensión, siempre progresiva pero al fin definitiva.

En este sentido es que podría traspolarse la función de las constantes matemáticas, que no sólo comprenden la excepcionalidad sino que de hecho la determinan; como en los casos primeros de los números Pi [π] y Fi [Φ], que resolverían la relación entre lo real [el Ente], y su esencia o determinación [funcional]. Eso no es gratuito, aunque su “necesidad” sea aún nebulosa, dándose como una intuición; pues si Fi es la constante de racionalidad, Pi es la constante que determina el Acto como culminación del Ente, en tanto extensión de lo real. La traspolación, que puede sonar forzada, relacionaría la circunferencia como equivalente del valor de lo real; cualquiera que sea la extensión de esa circunferencia, pero en todo caso como resolución definitiva de la forma en su máxima perfección [geométrica].

El problema aquí es que la realidad, como la circunferencia, sería de extensión abierta; es decir, no determinada fuera de la racionalidad, y por tanto aún incomprensible hasta la comprensión última de esta determinación. Para lo que habría que traducirla a números racionales, en una fórmula aún por describir; entre tanto, aunque todavía por demostrar, la fórmula de la realidad sería E [π x Ω] = Φ. Donde Fi es la determinación [última] de Pi; y la razón ha demostrar sería que es la resolución de Fi a partir del número Pi, despejando el exponente Ω; en lo que sería el ejemplo perfecto de la estructura espiral inversa del caracol, como comprensión [reversa] de la realidad por su determinación. La intuición básica en que se apoya esto es en la suposición de un valor algorítmico propio de la realidad como extensión en que oucrren las cosas como fenómenos; proveniente a su vez de la singularidad en que coinciden todos los oráculos religiosos [Ifá, I-Ching, Cábala] con una secuencia numérica de valor binario; con base en la octava posición de la secuencia Fi [# 21]. 

Según esto, la secuencia oracular es infinita como la numérica, pero igual que esta tiene sus propias recurrencias y puntos nodales; es a estos a los que se refieren los oráculos como formas arquetípicas o primeras, capaces de contener las dinámicas en que se desarrollan dramáticamente los fenómenos. La secuencia de Ifá, con 256 signos, es reducible a dos, que se leen en reversa [# 4]; la del I-Ching, con sesenta y cuatro signos, es reducible a dos, sucesivamente conjugados entre sí, sin valores intermedios; y la de la Cábala es una suma total e irreductible de 32 signos, dado por los diez sefiroths [formas] y los veintidos caminos [potencias] que los relacionan entre sí.  Aunque como principio todos son intercambiables por sus valores, el más óptimo de todos, con obvio valor intelectual, es el sistema de la Cábala; que desentendiéndose de los casos particulares no tendría valor práctico, atendiendo a la sistematización universal del Ente en sí mismo y como tal, en una suerte de neo Organon aristotélico...

...Pero Dios es más grande [Alá akbar]!

Conversación en la catedral

Una cocina no tiene nada que ver con esas historias románticas sobre cheff milagrosos, unos tipos casi magos que hacen alquimias con las especias; una cocina es una estancia del infierno, y un cheff es el demonio encargado de regirla, sobre todo si es francés. No es que el mito no tenga su substancia, después de todo las hierbas de Provence son famosas; incluso después del descubrimiento de las Indias Occidentales, que ya es mucho decir, y eso aparte del enorme recetario que blanden incluso en la cara de los pobres catalanes. Lo cierto es que, de cualquier forma, si uno es cocinero busca trabajo en las cocinas; aún a sabiendas de que son el infierno, sobre todo si están comandadas por un gabacho. Tampoco es que uno tenga mucho prejuicio contra los gabachos, si en realidad se trata de lo contrario; porque, imagino que sea una cuestión genética, de falta de anticuerpos, yo en lo particular carezco de ellos, soy extremadamente débil y sensible a lo adjetivos combinados de francés y varón.

Esta vez se trataba de conseguir trabajo en un restaurantucho francés, lo que no era muy preocupante; en estos tiempos globalizados, un restaurante francés puede ser regentado por un albano, uno chino por un holandés, y así infinitamente. Entonces, esta catedral —fue el apóstol el que habló de que el cuerpo era el templo del espíritu, y en aquellos tiempos el sacerdocio era pontificio, no presbiteriano; así que sin muchas sutilezas se supone que el cuerpo es la catedral, que el espíritu la divinidad que lo habita, y la persona el sacerdote a cargo—; como decía, esta catedral llegó al restaurantucho, y fue entonces que ocurrió el diálogo interior, que así es obvio que ocurrió en la catedral.

Alertando al pobre obispo de esta catedral, se oyó claramente la voz del angelito guardián, que advertía: “Es francés”, y acto seguido el acento dulzón del demonio particular que susurraba: ¿Te imaginas, es francés?; seguro que su cuerpo huele a hierbas de Provence y seguro se sabe las sagas de Brenan. El angelito, sin perder la compostura, echó mano a otro recurso: “Es el cheff”, dijo con severidad; pero ahí mismo el maldito demonio hecho mano a una nota más dulce aún, y susurró: “¿Qué te parece?, es francés, y además es el cheff”. Un santo corrió en ayuda del angelito gritando: “¡Pero es heterosexual!”; y el demonio que enumeraba parsimonioso y dulce en su tentación consecutiva: “¡Es francés, es el cheff.... y además heterosexual!”. “¡Pero es casado!”, se escandalizaba en vano el pobre ángel”; “¿Viste?, además es casado —repitió inalterable el demonio—; no sólo es francés, el cheff y heterosexual, también es casado”.

—¡Basta! —ese fue el grito que resonando en los espacios del presbiterio interno diluyó la discusión, dándole espacio a la trémula voz de este obispo—; bon jour, monsieur, may you need a help in your kitchen?

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