La Ilustración haitiana
Se trata de que su mismo desface histórico reformula
críticamente al fenómeno original, en un proto realismo; que epistémico y
político antes que metafísico, adelanta las funciones del realismo en su
emergencia post-postmoderna. La diferencia es en sí misma funcional, porque
parte de una base ético-política y etnohistórica, como práctica no filosófica;
frente al abstraccionismo con que Hegel —por ejemplo— lo descontextualiza,
justificando su propia teoría.
Independiente de la factibilidad o no del positivismo,
eso lo refiere a un criterio no políticamente subordinado; que es en lo que
funciona como un ajuste crítico, incluso de principios por su largo alcance
gnoseológico. Aquí, Jean Prince-Mars no solo reivindica lo africano, sino que
formula un principio antropológico básico; estableciendo la equivalencia
epistemológica entre las diversas culturas, sin caer en un relativismo absoluto,
lo que es crucial.
Con Mars aparece el cierre de Duvalier, con el estancamiento aparente del
Negrismo como proyecto político; que paradójicamente preserva una singularidad
—incluso como ontología—, a pesar de su incomprensión por el medio. Eso es
contraintuitivo, pues el Duvalierismo reduce la riqueza epistemológica del
Negrismo a un dispositivo identitario; pero con eso cristaliza una singularidad
política, que pone en tensión directa a la Ilustración misma y el Humanismo.
Retornando al origen en Firmín, la Ilustración haitiana
no sólo es culturalmente ilustrada, sino que también es excéntrica; ya que, al
operar por apropiación crítica de la antropología francesa, la desvía y
resemantiza, funcionando por disfunción. A partir de él, la realidad ya no es
metafísica o histórica sino étnico-política, obligando a una renovación
epistémica; a la que Occidente es particularmente reacio, por la
convencionalidad en que sostiene su legitimidad institucional.
Pero esa violencia se refiere a la función de Haití en el
marco de desarrollo de Occidente, rompiendo su estancamiento; creado en la
institucionalidad moderna desde los pactos de Westfalia, como un sistema
europeo de hecho. Ese estancamiento es el marco de la crisis de la revolución
francesa, exponiéndola al quiebre político haitiano; que es una crisis
oportunista, derivada de la institucional propia de Francia, como parte de ese
sistema europeo.


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