La Gran C...!
En la intensidad del hueco negro se fue formando el bolo,
que se cubría de gases azufrados y espesos a medida que crecía con su materia
protozoaria; la flora bacteriana saludó con una coreografía de cheerleaders la
marcha triunfal de la inmensa bola, que se conducía medio por inercia y medio
por la acción contractiva del túnel, desde su inmensa profundidad hacia la flor
rosácea de labios latentes y cerrados en sí mismos, que sin embargo prometían
lo exterior como una naturaleza. Los virus fueron convocados a integrarse, lo
que hicieron presurosos y en formación perfecta, al paso de ganso; comandados
por uno, especialmente maligno, que llevaba la secreta misión de mutar a una
extraña forma pódica. Afuera, aliviado, Dios exhalaba una bocanada de
eternidad, y el universo se ensanchaba una micronésima de segundo.
Tomado de El banquete.
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