Olimpo
En la muerte de Manuel Díaz Martínez
El monte respira tranquilo, descansapor fin,
ha cargado en su espalda
los
destinos todos de los hombres
y sus
significados y sus alcances;
con nieve
en los hombros ha visto
la danza
coqueta de las musas y
la justicia
incomprensible de Atenea,
el ceño de
Era y la sonrisa enigmática
con que
Afrodita sueña las armas de Ares.
El tiempo,
el cielo y la tierra visten
el luto aquel
de Deméter, pero saben
que este no
es la promisoria Proserpina
sino la
edad en que ellos mueren
ya sin héroes
que los extiendan
Como esa
tierra, ese cielo, ese tiempo.
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