Nueva Suite Abakuá, preludio a la MogiNganga
De hecho, sería como resultado de
eso que la región del Calabar perdiera su supremacía comercial, con el
ferrocarril; que permitió la relocación de la autoridad colonial en Lagos, sin
depender del privilegio costero de la cultura Efik. Esto demostraría sin dudas
una gran madurez y voluntad política, para negociar una especialización
comercial; que se moviera del éxito asegurado de la caza de esclavos, a una
economía de producción, no de mero consumo.
Esto lo que resalta es esa capacidad de este fenómeno cultural en su emergencia política, que emula la crisis original;
cuando la decadencia del culto original (Ndem), con el desarrollo de nuevos
estilos de vida, quebraba la estructura social. En ese entonces, como ahora, la
Sociedad Ekpe era sólo una sociedad mutualista, interesada sólo en el
sacerdocio; y este incluso con un interés abiertamente político, por la
susceptibilidad del sacerdocio tradicional a la hechicería; que es lo que late
en el conflicto de género del mito fundacional, tras el drama de la princesa Sikán,
de origen Efut[3].
Esta habría sido la causa anterior
de la religiosidad Ndem, por la desorganización social en los cultos del
bosque; que potenciando al individuo con su práctica privada, retorna a ese
sentido con el ascendiente doméstico del sacerdocio femenino. Como fenómeno
político, la organización del culto Ndem deviene entonces entrópica,
desplazando el potencial privado; que acude a transformarse a través del
sacerdocio femenino, hasta que este deviene también políticamente convencional.
En todo caso, lo que esto muestra es
la suficiencia política de esa estructura cultural, subsumida por la cubana;
que en su racismo subrepticio, se niega a esta emergencia, ya desde su brote
más serio en el gabinete de Fulgencio Batista. No obstante, lo que también
muestra este proceso es su carácter inevitable, en tanto trialéctico más que
dialéctico; mediando en todo el conflicto interno cubano, como su verdadera
espina dorsal, en la resiliencia del mundo negro.
[1] . Cf:
Rosalind I.J. Hackett, Religion
in Calabar, Mouton de Gruyter, Berlin, 1988, p 42.
[2] . La Sociedad Ekpe aparece como una entidad
madura hacia mediados del siglo XIX Cf: Michael Ukpong Offiong The
ancestral cult of the Efik and the veneration of saints, Pontificia
Facultad Teológica Teresiana, Roma, 1993., p. 28.
[3] . Cf:
Rosalind I.J. Hackett, Op. cit.,
pp 34-35.
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